Luces y sombras

LO QUE TODO EL MUNDO PIENSA Y NADIE SE ATREVE A DECIR

Lo que todo el mundo piensa y nadie se atreve a decir sobre el flamenco actual es un debate que levantaría demasiadas asperezas en muchos de los colectivos que se entrelazan con los “flamencos”. Por ello asumo desde aquí toda responsabilidad, así como las consecuencias de mis palabras, porque las habrá.

“Flamencos” entre comillas, Si; porque no todo aquellos que se llaman así lo son, ni lo que hacen lo es. Y entrelazándose con estos tendríamos que mentar a aquellos que toman el intrusismo profesional en el mundo de la gestión cultural, como forma activa y descarada de lucro personal, en demasiadas veces abusivo a costa del trabajo de otros, o de la negación del trabajo a otros.

Si, porque no sería ni la primera ni la última vez que una peña o un festival pide a un artista, y el llamado agente cultural o representante, llámese como quiera, dice que no está disponible, ya que por ese artista no lleva comisión por su representación, o como se diría en unos camerinos, no es tan fácil de “enrear”; porque es muy sencillo coger a artistas que están empezando o que no han trabajado en algunas zonas y decirles que no cobrarán, o que simplemente se les pagarán los gastos y poco más, con falsas promesas de promoción y cara a festivales venideros que nunca llegan.

Por qué, cuando nos preguntamos por los grandes maestros que dejan huella, aparecen en nuestra mente solo los nombres de aquellos que, por edad o porque ya han fallecido, no se suben a un escenario. Por qué no figuran en esa lista los nombres de todos esos “flamencos”, cuantos se han quedado en el camino de la fama, pero no, sin dejar de dañar al artista de verdad, haciendo gala de una competencia desleal.

Todos sabemos que este mundo es duro y lleno de competitividad, y que a veces, aun después de años de trabajo, no se llega a lograr ese sueño. Pero si encima, contamos con esa falta de compañerismo o simplemente falta de respeto y dignidad… La burocracia en la negociación de los artistas y el tirar por los suelos el caché de estos por parte de algunos “flamencos” con tal de trabajar, hacen cada día mas difícil encontrar la decencia en la contratación de un profesional.

A esto le tenemos que añadir la falta de una dignidad legislativa y accesible sobre seguridad social (salvo en casos excepcionales), convirtiendo al artista poco más o menos que en un trabajador de segunda clase, “casi al filo” de la ilegalidad. ¿Cuántos artistas (sobre todos los noveles) son capaces con sus actuaciones, de costear una actividad como autónomo con todo lo que conlleva?

Hasta donde vamos a llegar, quien tendría que parar todo esto. La pregunta del siglo… Pero si alguien no encuentra la respuesta, daremos cuenta en la historia, como una de las nuevas etapas de transición del flamenco, del candil a los cafés, del teatro a los festivales, y ¿ahora qué? Revolución o exterminio.

 


Por Fátima Franco

Fátima Franco, bailaora de flamenco de CórdobaBailaora cordobesa miembro del Consejo Internacional de la Danza de la UNESCO y autora del libro “La indumentaria en el baile flamenco. Un recorrido histórico», galardonado con el Premio Internacional de investigación etnográfica del flamenco “Juan de la Plata” de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera.

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