Entrevista a 'El Cabrero'

‘EL CABRERO’: «‘Ronean’ de llevar el flamenco a Pekín, pero aquí el árbol se está secando»

Canta lo que siente y piensa en cada momento con la sabiduría de un hombre de campo. Si por algo se distingue José Domínguez ‘El Cabrero’ (Aznalcóllar, 1944) es por la integridad de sus valores, un hombre de ‘izquierdas’ como él mismo se reconoce, al que nunca le ha importado el peaje que hay que pagar por ser uno mismo. Su cante, contestatario y rebosante de jondura, ha convertido al pastor en un icono social y en primera figura del flamenco durante los más de treinta y cinco años que lleva apostado en la cúspide del panorama flamenco. Tras su recital en el Teatro ‘Silo’ de Pozoblanco, tenemos la ocasión de conversar con este inigualable cantaor, que nos cuenta su particular forma de entender el flamenco.

– ¿Qué le ha dado el Flamenco al José Domínguez pastor?
Antes del flamenco, fui niño yuntero pero en guardián de cabras. Luego tuve la suerte de cantar y de que el público me aceptara y el cante le ha ayudado al pastor a poder desenvolverse con las cabras con más soltura económica que otros pastores, que las han tenido que vender porque es imposible mantenerlas y sacar un sueldo digno para la cantidad de horas que se echan.

– ¿Y las cabras, han contribuido en algo a su forma de entender el flamenco?
– Bueno, lo que es cierto es que con el silencio del campo y el andar solo al ritmo del careo es cuando más se me vienen las ideas de escribir alguna copla, aunque sean las fatigas del pastor.

– ¿Usted dónde canta más a gusto?
– El ‘a gusto’ lo hace ‘el querer’, la disposición, la entrega…Y yo me entrego sin pensar si estoy en un teatro, en un festival o debajo de un olivo, porque, al final, es el cante y uno y no el sitio y el ‘dónde’.

 


«Nunca pienso lo que ‘me convendría’ cantar, si no que canto lo que pienso y lo que siento en cada momento»


 

– Hace tan solo unos días cantó en Pozoblanco, una comarca eminentemente ganadera, ¿cómo le ha recibido la afición cordobesa?
– Los aficionaos cordobeses siempre han sido serios, apasionados y profundos para el cante. A mí me gusta cantar en Córdoba y su provincia y siempre he encontrado calor y respeto en esta afición y, en Pozoblanco, así ha sido.

– ¿Se siente un icono de la gente de ‘izquierdas’?
– Yo no entiendo nada de iconos. Soy un hombre de ‘izquierda’ y nunca pienso lo que ‘me convendría’ cantar, si no que canto lo que pienso y lo que siento en cada momento. Si el público lo aprueba yo me siento comprendido y si hay otros que me critican pues ese no es mi problema.

– ¿En el mundo del flamenco hay libertad o también se levantan alambradas como en el campo?
– La libertad, ya lo he dicho otras veces, es la que uno se busca y esa tiene un precio en el flamenco, en el campo y en la vida. A mí nunca me ha importado el peaje que he tenido que pagar por la libertad de ser yo mismo y de decir lo que opino. Las alambradas, las hay.

 


«Se ha visto mucho flamenco subvencionado por las instituciones en Nueva York, en París, en Londres… Mientras en los pueblos andaluces está casi desaparecido»


 

– Usted, que ha sido un firme activista en contra de la usurpación de las veredas públicas, ¿cree que el flamenco debería ser de ‘dominio público’?
El flamenco es del dominio público, como las veredas, y a los dos les hace falta el correspondiente deslinde y que le den su dimensión.

– ¿Qué opina usted de la institucionalización del flamenco?
– Mira, hace unos años, había flamenco en casi todos los pueblos andaluces y lo organizaban las peñas con la ayuda de los ayuntamientos. Luego llegó eso que llaman la institucionalización y se ha visto mucho flamenco subvencionado por las instituciones en Nueva York, en París, en Londres… Mientras en los pueblos andaluces está casi desaparecido. Son ya contados los pueblos que tienen festivales. Y, digo yo, que los andaluces de pueblo tenemos derecho al flamenco, ¿o no? Pues eso es lo que opino: que ‘ronean’ de llevar el flamenco a Pekin, pero aquí el árbol se está secando.

 


«Si los andaluces no tenemos derecho al flamenco, ¿quién lo tiene?«



 

– ¿Cómo está afectando la crisis al mundo del flamenco?
– El flamenco ya lleva en crisis unos pocos de años, al menos en la Andalucía rural porque por el extranjero, como te digo, parece que está muy floreciente gracias a las subvenciones de la Junta. Yo llevo haciendo giras en el extranjero desde hace 25 años y nunca he pedido ni necesitado subvención de la Junta. Quiero decir con esto que dediquen el poco o mucho dinero que haya a los pueblos de Andalucía, a las peñas y a los ayuntamientos, para recuperar el tejido de festivales que había porque el público sigue estando ahí. Y, si los andaluces no tenemos derecho al flamenco, ¿quién lo tiene?

– Tras más de treinta años en el candelero y haberse paseado por loss escenarios de medio mundo, ¿qué le queda por hacer a ‘El Cabrero’ en su vida?
– Seguir luchando en la brecha del cante, de las ideas, del compromiso, de la vida hasta que los trillos del tiempo me deshagan.

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