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Hay que reconocer que el hombre tiene ojo. Primero uniendo a Bebo Valdés y a Diego ‘El Cigala’ en Lágrimas Negras, un disco que se situó en los primeros puestos de las listas superventas. Y ahora, en el último de sus experimentos musicales, fusionando el piano de Chano Domínguez y la guitarra de Niño Josele en un álbum (Chano & Josele) en el que ambos artistas versionan temas de música brasileña, jazz e incluso de The Beatles.
Fernando Trueba es el alma máter del espectáculo que reunió el pasado lunes en el Festival de la Guitarra de Córdoba a dos figuras de primer nivel que han bebido del flamenco y se han sumergido en el jazz para terminar encontrando su propio sello. Pareja de excepción, sin duda, sobre el escenario y gran expectación en el patio de butacas por disfrutar en directo de una propuesta en la que ambos artistas acudían dispuestos a renunciar a su propio fuero.
Desde la versión de Django del pianista de jazz John Lewis, fundador del Modern Jazz Quartet, hasta el Ziryab de Paco de Lucía con el que pusieron fin a su actuación, pianista y guitarrista emprendieron un camino en el que recordaron grandes clásicos de la música brasileña como Luiza, de Antonio Carlos Jobim; o Rosa, de Pixinguinha; revisaron temas como Because, de Lennon y McCartney; y se atrevieron con Two for de road, de Henri Mancini. Un repertorio difíícil de etiquetar, al que también sumaron temas de composición propia. Fue el caso de Alma de Mujer, de Chano Domínguez, y ¿Es esto una bulería?, de Niño Josele. Con la salvedad de que, en esta ocasión, intercambiaron sus papeles para interpretar cada uno en solitario el tema del otro.
Escalas armónicas de jazz, juegos de improvisación y un incesante coqueteo rítmico convierten la producción de Trueba en un verdadero plato de gourmet para paladares exigentes. El sabor a bossa nova, el aire flamenco de las melodías, el constante fraseo jazzístico y el virtuosismo de estos dos grandes músicos convencieron a un público que terminó rendido a una música esencialmente bella al margen de cualquier catalogación. Y quizá ese sea el mayor mérito del cineasta, el de no rendirse en su propósito de acercar el jazz en sus diferentes vertientes al gran público.
Para cerrar, hubo doble bis de despedida con los temas Canción de Amor y Ziryab. Fue la nota de flamenco de la noche y esta vez en recuerdo a Paco de Lucía, una figura a la que ambos artistas tienen verdadera devoción. Nostálgica despedida para dos músicos que se compenetran a la perfección y que han rubricado en letras mayúsculas el último experimento del melómano Trueba.
Chano Domínguez y Niño Josele. Gran Teatro. 6 de Julio. Chano Domíngjez, piano. Niño Josele, guitarra.
