Concierto de India Martínez en la Noche Blanca del Flamenco de Córdoba 2015. Foto: Miguel Valverde.

Una ciudad entregada a la fiesta

Córdoba, entregada a la fiesta un año más. El flamenco volvió a ser la excusa perfecta para que los cordobeses abarrotaran las calles de la ciudad en la octava entrega de la Noche Blanca del Flamenco. Nuevamente éxito de convocatoria. Y es que la cita reunió hasta bien entrada la madrugada a decenas de miles de personas dando lugar a una marabunta que tuvo su punto de partida en la Plaza de las Tendillas.

Alba Molina, en la Noche Blanca del Flamenco 2015. Foto: Miguel Valverde. Alba Molina, en la Noche Blanca del Flamenco 2015. Foto: Miguel Valverde.[/caption]

Allí se rendía homenaje a Manuel Molina, del dúo Lole y Manuel -no a Miguel de Molina, como anunciaban algunos abanicos repartidos por algunas casas comerciales para la ocasión-, un acto lleno de emoción que alcanzó su punto álgido cuando la hija del difunto guitarrista, Alba Molina, subió al escenario para poner su voz a algunas letras de su padre.

Fue solo el aperitivo. La noche no había hecho más que comenzar y, entre copa y copa del bullicioso botellón improvisado que muchos montaron en Las Tendillas, el desgarrador eco de El Pele se abrió paso para dar comienzo a un espectáculo en el que la estrella fue Farruquito. Su baile racial sirvió de contrapunto a los continuos problemas de sonido que tiraron por tierra la actuación de Dorantes y El Pele con las guitarras de los cordobeses Niño Seve y Antonio de Patrocinio. Una verdadera lástima, que, sin embargo, pareció pasar desapercibida para la legión de seguidores del bailaor sevillano, que acabaron rendidos a los pies del patriarca.

Farruquito y El Pele, en la Noche Blanca del Flamenco 2015. Foto: Miguel Valverde.
Farruquito y El Pele, en la Noche Blanca del Flamenco 2015. Foto: Miguel Valverde.

Nevera en mano o sobre ruedas, la marabunta emprendió la marcha antes de la medianoche. Algunos hacia el barrio de San Basilio, donde se rendía homenaje a Enrique Morente con el espectáculo ‘Patio de Morente’. Otros con dirección a La Corredera, donde los fans de India Martínez esperaban a su ídola al compás de tangos y bulerías de los alumnos de la Escuela Yo Canto, que hicieron de teloneros de la artista cordobesa.

En La Calahorra, otro cordobés subía a las tablas. El bailaor Daniel Navarro ofreció una de las actuaciones más serias de la noche. Un espectáculo de flamenco sin aditivos, en el que estuvo rodeado de un grupo de jóvenes artistas que lo llevó en volandas en todo momento. La estampa de la Mezquita-Catedral de fondo hizo el resto en uno de los escenarios de la noche en los que mejor pudo disfrutarse del cante, el baile y la guitarra.

Casi a la misma hora, esta vez en el Compás de San Francisco, daba comienzo otro homenaje. El tercero de la presente edición. ‘Eterno Camarón’ congregó a cientos de personas atraídas por el reclamo que siempre supone todo lo que suene al genio de la Isla de San Fernando. El espectáculo cumplió las expectativas con un exultante Pedro ‘El Granaíno’, el baile de Mercedes de Córdoba y Eduardo Guerrero y la actuación de la hija de Camarón de la Isla, Gema Monge.

Estrella Morente, en la Noche Blanca del Flamenco de Córdoba. Foto: Miguel Valverde.
Estrella Morente, en la Noche Blanca del Flamenco de Córdoba. Foto: Miguel Valverde.

Antes de que el rejol marcara la una, en el Patio de los Naranjos ya no cabía ni un alma. La presencia de Estrella Morente sobre el escenario siempre es motivo de expectación y su actuación no defraudó a nadie. Comenzó por alegrías y continuó entonándose por soleares para completar un repertorio en el que dio un repaso a toda su carrera. Acompañando a la artista granadina, se dejaron ver entre bambalinas figuras del cante como Arcángel o Remedios Amaya.

A la misma hora, en una plaza de La Corredera llena a rebosar, India Martínez hacía su particular homenaje a Manuel Molina. La cantante cordobesa no tuvo reparos en entonar algunas de las canciones más célebres del poeta de Triana y ofreció un concierto en el que compaginó el cante a pelo con guitarra y algunos de sus más exitosos temas con su banda. Su público, el más joven de toda la noche, vibró hasta la extenuación.

India Martínez, en la Noche Blanca del Flamenoo. Foto: Miguel Valverde.
India Martínez, en la Noche Blanca del Flamenoo. Foto: Miguel Valverde.

La noche se iba consumiendo y en la Plaza del Potro la banda de Lin Cortés hacía gala de su ‘Gipsy Evolution’. El último disco del artista es una exquisita amalgama de sonidos envueltos en un pañuelo de lunares. Porque el que es flamenco, lo es haga la música que haga. Acompañado de un espectácular grupo de músicos y otros artistas como su hermano Nani Cortés, Los Cherokee o la propia Alba Molina, Lin Cortés puso en pie a una plaza que vibró con un concierto lleno de frescura.

Lin Cortés, en la Noche Blanca del Flamenco. Foto: Miguel Valverde.
Lin Cortés, en la Noche Blanca del Flamenco. Foto: Miguel Valverde.

Era la hora de la fusión y, en la Plaza de Abades, el flamenco se hermanaba con la música árabe. Danzas orientales y baile flamenco, ayeos desgarradores y dulces melismas, palmas y violines, fueron buena parte del equipaje de un viaje que trasladó al público a la época de Al Andalus y en el que la música sirvió para acercar dos culturas.

Flamenco y música árabe en la Noche Blanca del Flamenco. Foto: Miguel Valverde.
Flamenco y música árabe en la Noche Blanca del Flamenco. Foto: Miguel Valverde.

Pasadas las tres de la mañana, la marabunta confluyó en la Plaza de Jerónimo Páez. Era el turno de David Barrull, cuyo poder de convocatoria provocó el taponamiento de los accesos a un escenario ubicado en uno de los puntos que más dificultades de movilidad entraña todos los años. El santanderino, ganador del concurso televisivo La Voz, llegaba como uno de los debutantes de la presente edición y su puesta en escena cumplió las expectativas de sus más fieles seguidores.

Tomasito, en la Noche Blanca del Flamenco. Foto: Miguel Valverde.
Tomasito, en la Noche Blanca del Flamenco. Foto: Miguel Valverde.

Y para terminar, después de casi siete horas ininterrupidas de conciertos, los que aún tenían ganas de más no quisieron perderse el fin de fiesta con Tomasito. Concierto ‘azalvajao’ del jerezano, que protagonizó una de las clausuras más multitudinarias que se recuerdan en la Noche Blanca del Flamenco. Y así fue, al compás de temas como mi ‘Rumba que te Tumba’ o ‘Soy un limón’, como este incombustible bailaor-cantaor puso el punto y final a otra edición que terminó con la luz del alba.

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