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Acaba de cumplir cuarenta y cinco años y ya lleva tres cuartas partes de su vida dedicadas a la guitarra flamenca. Descubierto por el cantaor Curro de Utrera, a los quince años Luis Ruiz García ‘Calderito’ ya acompañaba a figuras históricas del flamenco como la Niña de la Puebla. Un vertiginoso estreno para un niño prodigio de la guitarra, que poco tiempo después sería reclamado por Juanito Valderrama, a quien acompañó durante los últimos quince años de su vida por los escenarios de toda España. Guitarrista de acompañamiento al cante y al baile y guitarra oficial del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en 1992 y 2007, ‘Calderito’ es una de las sonantas cordobesas más reputadas en la actualidad. Sin lugar a dudas, historia viva del flamenco.
– Ha acompañado a figuras como La Niña de la Puebla, Curro de Utrera, Naranjito de Triana, Carmen Linares, José Mercé y un largo etcétera, ¿qué siente uno al recordar en la distancia todos esos momentos?
– Para mí es un gran orgullo haber podido acompañar a la guitarra a algunas de las grandes figuras del cante, muchos de los cuales ya desgraciadamente no se encuentran con nosotros. Es una oportunidad que no han tenido la gran mayoría de los guitarristas y eso es algo que ahora me llena de satisfacción. Recuerdo los nervios que tenía cuando con solo quince años acompañé por primera vez a la Niña de la Puebla en La Guijarrosa. Creo que le toqué bien, pero la verdad es que no estaba preparado… Sin embargo, a partir de ahí la acompañé muchas veces.
– ¿En algún momento se le pasó por la cabeza que llegaría a acompañar a estos artistas?
– Nunca. Recuerdo cuando con siete años escuchaba en la antigua radio de mi padre ‘Los cuatro puntales’ de Juanito Valderrama y quién me iba a decir a mí que al cabo de quince años iba a ser yo quien lo acompañara. Cuando se lo decía a Valderrama, él siempre se reía…
– Fue el guitarrista de Juanito Valderrama durante los últimos quince años de su carrera, ¿qué aprendió al lado del gran maestro?
– Aprendí muchísimo, porque Juanito Valderrama como persona era igual de grande que como artista. Soy un gran aficionado al cante y, al margen de mi faceta de guitarrista, siempre quise ser cantaor, así que, cuando viajábamos en el coche de un lado a otro, solía aprovechar para preguntarle por los estilos de cante más olvidados.
«La guitarra y el baile son las dos disciplinas que más han evolucionado en los últimos años y quizá el cante sea lo que se ha quedado más estancado»
– ¿Se siente ahora parte de la historia del flamenco?
– Eso es algo de lo que no soy consciente todavía, quizá cuando pasen los años lo valore de esa manera. La verdad es que lo vivo y lo he vivido como algo muy natural.
– Se suele decir que la vida de los flamencos es muy desagradecida, ¿teniendo en cuenta su trayectoria es usted de esa opinión?
– El flamenco en sí no es desagradecido, quizá lo sean los que rodean el flamenco. Esa gente que se llaman ‘flamencos’ son los que se olvidan de las cosas y a mi parecer pueden ser desagradecidos, pero, en mi caso, creo que no tengo motivos para quejarme.
– ¿Qué cosas han cambiado desde entonces en el mundo del flamenco?
– La verdad es que creo que este mundo no ha cambiado mucho. Quizá han cambiado los artistas, porque creo que antes los había mejores que ahora. Con esto no quiero decir que haya malos artistas ahora, los hay muy buenos, pero en menor proporción. Es cierto que el prestigio del flamenco a nivel mundial ha aumentado mucho, aunque luego siempre sean los mismos los que actúen fuera. Porque la verdad es que los que mantienen este arte, los currantes de este mundillo, lamentablemente no tienen esas oportunidades.
«Las peñas deberían tomar alguna medida para atraer a la juventud. Darles facilidades para que se acerquen al flamenco»
– Sin embargo, la guitarra sí se ha revalorizado y ha protagonizado una impresionante evolución en los últimos años…
– La guitarra y el baile son las dos disciplinas que más han evolucionado en los últimos años y quizá el cante sea lo que se ha quedado más estancado. En la guitarra, independiente de que se toque más o menos flamenco, se han incorporado técnicas y armonías nuevas que en muchos casos no tienen nada que ver con el flamenco. Otra cosa es el prestigio de los guitarristas… Por ejemplo, en el aspecto económico, siempre me he preguntado por qué un cantaor tiene que cobrar dos o tres veces más que un guitarrista. Eso es algo que no he entendido nunca. Porque el cantaor con solo aprenderse cinco o seis cantes ya puede estar toda la vida cantando, mientras que el guitarrista tiene que dominar todos los palos… En ese aspecto, creo que los guitarristas seguimos estando marginados.
– ¿Cree que esta evolución está provocando que se pierda la esencia del toque clásico flamenco?
– Creo que sí. El toque clásico se está perdiendo, sobre todo entre los jóvenes. Yo siempre intento hacer un toque lo más flamenco posible, aunque incorpore técnicas de hoy en día. Me gusta que no se pierda la esencia y que la guitarra se lo más flamenca posible. Y creo que esto es algo que al público le gusta.
– ¿Qué creee que se puede hacer para que la afición al cante jondo continúe en la nuevas generaciones?
– Las peñas deberían tomar alguna medida para atraer a la juventud. Una de las peñas a las que más admiro en este aspecto es a la Peña Flamenca ‘El Mirabrás’ de Fernán Núñez. Ellos cuentan con muchos artistas jóvenes, que arrastran a su vez a su círculo de amigos. Creo que esto es lo que deberían hacer las peñas. Dar facilidades para que la juventud se acerque al flamenco.
