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Mercedes Ruiz (Jerez, 1980) volvía ayer a Córdoba para presentar ‘Baile de Palabra’, un espectáculo minimalista y carente de artificios en el que la jerezana trata de expresar más con menos con la sola compañía de Miguel Ortega al cante y Santiago Lara a la guitarra. Lamentablemente su actuación tuvo que interrumpirse a causa de la lluvia a los pocos minutos de comenzar, dejando con la miel en los labios a quienes se acercaron a disfrutar del temperamento y la técnica de una de las bailaoras que mejor encarna la nueva escuela de baile jerezana.
Días antes de su llegada a Córdoba, tuvimos la oportunidad de conversar con ella acerca de su pasado y presente artístico, una trayectoria que ha discurrido al lado de grandes maestros y que tuvo su punto de inflexión tras hacerse con el Premio ‘Antonio Gades’ del Concurso Nacional de Córdoba en 2001.
– ¿De dónde le viene el cante Manuel??
– Hombre, el cante me viene mi familia. De mi abuelo, de mis tíos… de Manuel Moneo ‘El brujo’, de los Agujetas, que también son familia mía, de los Pacote. Ahí es donde están las raíces nuestras.
– ¿Cuáles son los primeros recuerdos que tiene de cuando empezó a escuchar cante?
– Pues cuando salía de la escuela y me encontraba allí, en La Plazuela, a mi tío Alfonso, al padre de la Paquera, a mi tío Luis de Pacote y a todos los viejos. Había muy buenos aficionados y yo me quedaba allí escuchando y quedándome con esas cositas, porque yo lo traía. Y, a partir de ahí, eso es lo que me ha gustado siempre, el cante grande, el cante gitano andaluz.
– ¿En qué momento artístico se encuentra?
– En el mejor momento de mi vida. De trabajo está la cosa regular, se tienen que acordar más de los que cantamos bien. Este verano ha habio cositas, pero siempre trabajan los mismos. Es una pena, pero es la realidad.
«No vengo de familia con tradición flamenca y he tenido que abrirme hueco a portazos»
– ¿Se considera usted un buen aficionado?
– Sí, buen aficionao, soy al máximo. Me encanta el cante bueno
– ¿De los que ya no están con nosotros, quién le removía las entrañas?
– Mojama y Manuel Torre me quitan el sentido, Mairena es el no va más, hay que quitarse el sombrero. Juan Talega, Terremoto y muchos más.
– ¿Y de los que están ahora, quién le dice algo?
– De los que hay ahora, se pueden contar con los dedos. Me gusta ‘Agujetas’, me gusta mi hermano ‘El Torta’…
– ¿Y de los chavales jóvenes?
– Hay chiquillos que se preocupan, en particular en mi barrio, que por suerte no se pierden las raíces. En otros sitios cogen otros caminos, pero en mi barrio van a por la pureza. Hay muchos chiquillos que cantan bien. El problema está en que por cantar bien ya creen que son Manuel Torre y esto es cuestión de horas, trabajo y aprender mucho más. Por decirte alguno, me quedo con mi Barullo, que está cantando bien, y con el niño del Mijita (José), pero hay muchos chiquillos.
«Mi reto es aportar algo distinto en cada espectáculo»
– ¿Existe el concepto de pureza en el cante?
– Claro que existe. La pureza es cantar bien, cantar bien por seguiriya, por martinete, por toná, por soleá… Es en parte lo que echo de menos hoy. Hoy cantan cualquier cosa y ya son unos fenómenos. El cante puro hay que vivirlo, escucharlo y mamarlo. Ahí están las referencias para aprender como Talega, Mairena, Tomas, Torre, Mojama, Pastora.
– Y eso del pellizco o el duende, ¿existe?
– Claro que existe. Cuando te entregas y estás a gusto te viene solo y lo das todo, se lo das al que lo escucha. El que tiene el duro es el que lo cambia, seguro, no va venir uno que no sepa y le va a coger el duende. En los toros, le va coger a Curro, a Paula, a Morante… Pues con el cante es igual, le va a coger a Agujetas, me va a coger mí, va coger a Terremoto… Pero claro que existe el pellizco.
– Y eso del pellizco o el duende, ¿existe?
– Claro que existe. Cuando te entregas y estás a gusto te viene solo y lo das todo, se lo das al que lo escucha. El que tiene el duro es el que lo cambia, seguro, no va venir uno que no sepa y le va a coger el duende. En los toros, le va coger a Curro, a Paula, a Morante… Pues con el cante es igual, le va a coger a Agujetas, me va a coger mí, va coger a Terremoto… Pero claro que existe el pellizco.
