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Tras una gira por Holanda y Alemania con el espectáculo ‘De una pieza’, la bailaora y bailarina cordobesa Olga Pericet regresa a Córdoba con el ciclo ‘Flamenco viene del Sur’. Vuelve a su tierra después de quince años y en pleno apogeo de su trayectoria artística para estrenar ‘Rosa, metal y ceniza’, una obra que será representada en el Teatro Góngora el próximo día 20 de abril y en la que la bailaora desarrolla una metáfora de la evolución de las distintas etapas de la vida a través de varias disciplinas de baile.
Olga Pericet es una artista multidisciplinar, unas de las pocas que se desenvuelve con asombrosa genialidad en universos tan diferentes como la danza clásica, la contemporánea y el flamenco. A lo largo de su carrera ha participado en un sinfín de compañías, entre ellas las de Rafael Amargo y Rafaela Carrasco, ha recibido el Premio ‘Pilar López’ en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba de 2007 y fue Premio Revelación del Festival de Jerez 2010, una trayectoria plagada de éxitos y reconocimientos que la han distinguido como una de las mejores y más completas figuras del baile y la danza del momento.
– Acabas de estrenar en Holanda y Alemania el espectáculo ‘De una pieza’, ¿en qué ha consistido esta nueva obra?
– Se trata de un espectáculo de formato pequeño que está compuesto por varias piezas que conforman a su vez un rompecabezas. Para ello me inspiré en el ‘tangram’ chino, un juego que consiste en reproducir una figura concreta con las únicas piezas de las que uno dispone. En ‘De una pieza’ he elegido siete bailes, algunos de ellos nuevos y otros de antiguas obras mías, los cuales se van entremezclando y moviendo hasta crear una única imagen, que es un baile tradicional. En España, lo presentaré el próximo 16 de mayo en el Teatro Cánovas de Málaga.
– A Córdoba vuelves con ‘Rosa, metal y ceniza’, tu primer espectáculo en solitario, ¿qué podremos ver en el Teatro Góngora ?
– Es una obra que aborda ‘la transformación’ en dos planos diferentes, las transformaciones que surgen en el proceso natural de la vida y también las transformaciones de las propias disciplinas de la danza. En este sentido, es un espectáculo que comienza con una fusión de escuela bolera y contemporáneo y se desarrolla hacia el flamenco más tradicional.
– ¿Y qué significado tienen ‘la rosa’, ‘el metal’ y ‘la ceniza’ en esta creación?
– Para crear esta obra me fijé en tres elementos básicos que creo que tienen una gran simbología. La rosa, que representa el vértice de la vida, la ilusión, la femineidad, la indulgencia… El metal, que representa la fuerza, la entrega, la constancia y el trabajo. Y, por último, la ceniza, que viene a simbolizar el final o el comienzo hacia otra nueva vida, según la lectura que se le quiera dar.
«Llevo producidos seis espectáculos a mis espaldas y he estado colaborando con muchos artistas, pero para mí era una necesidad interpretar una obra sola «
– ¿Qué encontramos de estos tres elementos en Olga Pericet?
– Todos hemos sufrido la pérdida de alguna persona cercana o la muerte de un sentimiento… Yo me he sentido muy identificada con los tres elementos y creo que es algo que le puede pasar a todo el mundo, porque la obra trata etapas y estados naturales que nos son comunes a todos en el transcurso de la vida.
– La obra hace un recorrido por algunas de las principales escuelas de baile, ¿con qué palos flamencos se representan estos tres elementos en el escenario?
– Bailo por cantiñas en ‘la rosa’, en ‘el metal’ por martinete y seguiriya y en ‘la ceniza’ soleá y peteneras.
– ¿Quiénes componen el resto del cuadro en este espectáculo?
– Vienen conmigo dos guitarristas, Antonia Jiménez y Javier Patino, y en el cante Miguel Ortega, Miguel Lavi y José Ángel Carmona. También colabora en el espectáculo un bailarín de contemporáneo, Paco Villalta, cuyo personaje es un hilo constante en la obra y Javier Fernández en el baile flamenco.
– ¿Cómo ha sido la experiencia de coreografiar esta obra?
– Ha sido maravillosa. Llevo producidos seis espectáculos a mis espaldas y he estado colaborando con muchos artistas, pero para mí era una necesidad interpretar una obra sola. Ha sido una experiencia gratificante porque puedes conocerte más a ti misma y gozas de total libertad para hacer lo que quieres. En esta obra, he contado con la colaboración de David Montero en la dirección de escena, que desde fuera me ha ayudado a tener una visión más clara de las cosas.
«Quería venir a mi tierra después de quince años fuera. Me parecía imposible estar bailando en medio mundo y que aquí no se fijaran en mí»
– ¿Vives de un modo especial la vuelta a tu tierra con este espectáculo después de quince años fuera?
– Casi no me lo creo. Llevo muchos años bailando fuera en algunos de los festivales más importantes del mundo y Córdoba nunca me ha programado. Ya no sabía que hacer, porque yo quería venir a mi tierra después de quince y me parecía imposible estar bailando en medio mundo y que aquí no se fijaran en mí. En este espectáculo hay una pequeña pieza dedicada a Córdoba, porque en una obra tan íntima tenía que haber un recuerdo la tierra que es mi raíz.
– Has pivotado entre la danza y el baile, ¿en este momento de tu carrera te sientes más bailarina o bailaora?
– Depende del momento. Las dos vertientes del baile siempre van conmigo, pero en este momento me siento más bailaora. Sin embargo, dentro de unas semanas participo en ‘Flamenco Empírico’ en Barcelona, que es un festival en el que se realizan talleres de laboratorio y fusión con contemporáneo, y lo hago porque es algo que me pide el cuerpo.
– ¿Qué puedes adelantarnos de tus próximos proyectos?
– Estaré dentro de unos días en ‘Flamenco Empiríco’ de Barcelona y presentaré ‘De una pieza’ en Málaga. Este año voy a impartir unos cursos en Londres y, en verano, estaré en el Festival de Música y Danza de Granada y también en el Festival de Alburquerque. Y luego actuaré en la Bienal de Sevilla y en Finlandia.
