Rosalía Gómez: «Es imposible dirigir la Bienal sin ganarse enemigos»

Se muestra apurada por recibirnos quince minutos tarde, por tener que atender una llamada, por llevar un papel a otro despacho, por interrumpir para recordarle a alguien algo importante… Pero es que Rosalía Gómez, la nueva directora de la Bienal de Sevilla, es totalmente consciente de que no puede dormirse en los laureles. Sabe que le ha tocado un año “de resistencia, de gabinete de crisis constante”. Y, ahora que faltan poco más de dos meses para que su gestión quede al descubierto, reconoce que “es imposible dirigir la Bienal sin ganarse enemigos” y cruza los dedos para que “todo salga bien”.

– ¿Qué es lo más complicado: lidiar con los artistas, convencer a la crítica o contentar al público?
– Lo más difícil son las personas. Esto es una marea humana muy difícil de gestionar: artistas, manager, técnicos… Además, en las artes escénicas se trabaja para un aquí y un ahora y tiene que salir todo perfecto.

– ¿Ha pensado más en la calidad de las propuestas o en los resultados de taquilla?
– Un festival de este tipo se hace o para la ciudad, o para el turismo, o para la profesión. Yo soy directora artística y, como tal, siempre he dejado claro la parte que más me interesa. Mi objetivo es ofrecer el flamenco de mayor calidad. Pero en un evento así tampoco podemos olvidar a la ciudad que lo acoge y a los ciudadanos. Y, por supuesto, a esos turistas que vienen de todo el mundo y que son muy activos.

– Si un fin es el turismo, ¿cómo se explica entonces que la ciudad se quede huérfana cuando acaba?
– Es evidente que hace falta incentivar un tejido flamenco, debe ser uno de los objetivos. Es cierto que viene mucha gente reclamando flamenco y sólo puede acudir a tablaos para guiris. Aún así, algo se está haciendo y ya todos los teatros tienen flamenco en su programación.

– De todas formas, ¿es Sevilla consciente de la importancia de la Bienal?
– Sinceramente, no. Mucha gente me dice que no a todo el mundo le tiene que gustar el flamenco. Pero tampoco le gusta a todo el mundo la música clásica y vas al festival de Salzburgo y toda la ciudad lo siente como ‘su festival’. En Sevilla, todavía no ocurre esto.

– ¿Considera, en este sentido, que a la Bienal le falta una marca?
– Yo diría que la marca de la Bienal es que aquí está el flamenco in situ.  Aquí vive el 90 por ciento de los artistas. Es curioso pero apenas tenemos gastos en el apartado viajes porque la mayoría es de aquí.

– En cuanto a la programación, ¿cuál ha sido su apuesta más personal?
– Hay una apuesta clara por esa gente que está trabajando con rigor, esforzándose por crear compañías, por investigar… También he querido recuperar espacios en los que se puede disfrutar del espectáculo y respirar la historia. En todas las ciudades hay teatros pero sitios así -Convento de Santa Clara- no. Y, por supuesto, he querido poner la primera piedra en los espectáculos de calle, aunque todavía sea algo simbólico porque la calle no tiene taquilla. Y es difícil.

– ¿Qué le diría a los aficionados que se quejan de que siempre están los mismos en todos sitios?
– Los festivales tienen que tomarle el pulso al flamenco. Hay protagonistas que son indudables, que siempre llenan los teatros porque la gente los quiere ver. Además, los que están trabajando son los que están trabajando. Tengo que contar con la cosecha del año. Es cierto que faltan algunos, como Rocío Molina, que no han podido estar, pero por otros motivos. Lo que no podemos hacer en la Bienal es hacer bolos, como hacen otros festivales. Sé que hay muchos artistas muy buenos pero he premiado los espectáculos con proyección. No puedo programar cosas que nazcan y mueran en la Bienal, sería dinero derrochado.

– Personalmente, ¿cuál ha sido el último espectáculo que le ha emocionado?
– Muchos de los que he traído me han gustado mucho. El de Olga Pericet me pareció precioso. Lo de que te arranquen un ole es más difícil. Veo muchos espectáculos que me aburren. Pansequito, por ejemplo, gustó mucho el año pasado y he querido que este año esté en el Maestranza para celebrar sus Bodas de Oro en el flamenco. Me consta que viene con muchas ganas. Al igual que Aurora Vargas, que vuelve con mucha ilusión. Así que igual nos regalan algunos de esos momentos de magia.

– De un total de 71 espectáculos, cuatro cordobeses: El Pele, Julián Estrada, Olga Pericet y Nani Paños. ¿Faltan propuestas potentes en Córdoba?
– Nani viene con varios bailaores de Córdoba. Y también hay otros que participan en el ciclo de jóvenes de la Alameda… De todas formas, yo planteé dedicar una noche a Córdoba en el Hotel Triana pero se optó por Málaga y Jerez. Aún así no me llegó ninguna propuesta de la ciudad, la barajé yo porque me parece muy interesante los matices y las particularidades del flamenco en esta ciudad, las alegrías, el baile… tiene cosas muy suyas. También tengo enfadados a los de Cádiz y a los de Granada. Pero es que como decía Távora, “Andalucía es un país” y en el flamenco mucho más.