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El Ballet Flamenco de Andalucía volvió el pasado viernes al Gran Teatro con el estreno de ‘En la Memoria del Cante: 1922’, una obra que rememora el primer Concurso de Cante Jondo que tuvo lugar en Granada bajo el paraguas de intelectuales de la época como Lorca, Falla o Zuloaga.
Y lo hace bajo la dirección artística de la sevillana Rafaela Carrasco, que emprende una nueva andadura al frente de la misma compañía en la que debutó hace ahora veinte años. “Un regalo y una gran responsabilidad”, asegura, que asume con la intención de continuar prestigiando el arte jondo.
– Aunque no es la primera obra que monta ni su primer estreno, ¿pesa más la responsabilidad cuando una está al frente del Ballet Flamenco de Andalucía?
– Absolutamente. El Ballet Flamenco de Andalucía debe ser la compañía de flamenco referente en el mundo. Yo empecé hace veinte años en la primera producción y volver después de todo este tiempo es una oportunidad y un regalo absoluto, pero también una gran responsabilidad.
–¿En qué se ha inspirado para rememorar el Concurso de Cante Jondo que se celebró en Granada en 1922?
– Creo que ha sido un acontecimiento que ha quedado aparcado en la historia. De hecho, hay mucha gente dentro del flamenco que no lo conoce. Y me parece cuanto menos curioso que personajes de la cultura tan importantes como Manuel de Falla, Zuloaga o Lorca, ajenos al flamenco, valoraran en aquella época el cante jondo y toda la trayectoria histórica, cultural y musical que tiene el flamenco. Ellos lo quisieron poner a la altura de las artes más cultas y yo no quería dejar pasar esa reivindicación. Creo que debemos seguir manteniéndola porque todavía, a día de hoy, no se reconoce al flamenco como lo que es. Por eso quería rescatar esa reivindicación y ponerla en escena.
«El nuevo espectáculo evoca el espíritu de lo que aconteció en Granada en 1922»
– Además, la memoria siempre ha jugado un papel fundamental en el flamenco…
– Es algo básico, diría yo. Todo lo que somos ahora es consecuencia de lo que fuimos y es importante tenerlo presente. Aunque después cada uno quiera volar o investigar, hay que hacerlo siendo conscientes de la base y de lo que somos.
– ¿Qué va a encontrar el público en este espectáculo?
– Es una obra muy conceptual. Nos ubicamos en el Patio de los Aljibes y, a nivel de baile, son coreografías muy actuales. No hay danza contemporánea, solo nuestro lenguaje flamenco. Los creadores de la música han hecho un trabajo muy interesante con las grabaciones de la época. Y, sobre todo, es un espectáculo que evoca el espíritu de lo que aconteció en Granada, pero que se plasma con una visión de noventa años de distancia.
– ¿Cuál es el sello personal que le gustaría imprimir a esta compañía?
– Cuando una tiene una forma de expresarse y de contar las cosas, es inevitable que quede plasmado en su trabajo. Es un espectáculo cargado de mí y de lo que ofrezco. Hay un gran trabajo coreográfico, de documentación, de escenografía, de vestuarismo, musical… Y todo eso queda reflejado en la obra.
«Una compañía pública debe dar una oportunidad a gente anónima con cosas que contar»
– Otro de los alicientes es el elenco de artistas, formado por jóvenes que están llamados a ser grandes figuras del baile…
– En efecto. Creo que una compañía pública debe dar una oportunidad a gente anónima que tenga cosas que contar. Yo he apostado por gente que está muy preparada y que comienzan a despuntar. Por eso estoy segura de que muy pronto podremos ver a alguno de ellos en los primeros carteles.
–¿En qué otras ciudades o festivales tienen previsto presentar la obra?
– La verdad es que se está vendiendo el espectáculo dentro y fuera de España sin haberlo presentado aún. Tenemos ya cerradas muchas fechas y esperamos que la aceptación sea buena para poder mostrar nuestra cultura en el mayor número de lugares que sea posible.
