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Hacía tiempo que no asistíamos en el Gran Teatro a un espectáculo que, desde el más profundo respeto a la tradición, nos sorprendiese tan gratamente por su originalidad. ‘The Game’, un proyecto en el que convergen el bailaor Jesús Carmona, el guitarrista Juan Requena y José Valencia al cante, se presenta como una obra rupturista con toda regla o guión preconcebido de lo que es o debe ser un espectáculo flamenco. Un juego anárquico y libertino con la intención de desencorsetar los aspectos más previsibles del arte jondo, no tanto en un sentido estético – en realidad, el repertorio es escrupulosamente respetuoso con la tradición- como en la concepción formal y de estructura de la puesta en escena.
En ‘The Game’, casi todo vale mientras suene flamenco. La obra destila la esencia de un espectáculo flamenco al uso con la particularidad de ofrecer al espectador un torrente desenfrenado de cantes, toques y bailes que se intercalan con acertadas dosis de dramaturgia y humor.
Todo sucede a velocidad de vértigo y lo que comienza siendo una taranta se transforma repentinamente en una soleá por bulerías que termina muriendo con un baile por seguiriyas. Un anárquico y sorprendente dinamismo en el que, aparte de los artistas protagonistas, juega un papel importante el diseño de luces, elemento clave durante toda la función a la hora de hilvanar el argumento del espectáculo y de crear ambientes.
En lo estrictamente artístico, pudimos disfrutar de un trío de ases sobre las tablas del Gran Teatro. Y es que, en un día en el que se había dado a conocer el fallo del jurado del XXIII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, alguien debería explicar cómo Jesús Carmona, actualmente en el cénit de su carrera y uno de los mejores bailaores de su generación, se fue de este certamen sin ganar el premio de baile hace seis años. En sus coreografías estuvieron algunos de los mejores momentos de la pasada noche, con un virtuosismo de pies fuera de lo común. Siempre de la mano de Valencia y Requena. Uno regodeándose en su fiereza a la hora de hacer los cantes y el otro magistral en el acompañamiento para delante y atrás.
Aunque los cantes y bailes se abordasen de forma lúdica, los tres artistas nos dejaron un repertorio bastante serio de palos y estilos con bulerías, soleá por bulerías, alegrías de Córdoba y cantiñas, tientos, tarantas, guajiras, seguiriyas, granaínas, abandolaos… Una hora de flamenco en estado puro que nos supo a poco cuando llegó el momento del ‘Game over’.
