Partiendo de la imposibilidad de extenderse en este tema en un solo articulo, procuraremos dar las claves para llegar a conocer y distinguir la soleá de Córdoba. Para ello, haremos una breve introducción del origen de la soleá.
La Soleá, cante con increíble majestuosidad, riqueza melódica y profundidad de ejecución, características que hacen que sea muy interpretado por los artistas. Es un cante con copla de tres o cuatro versos octosílabos con rima consonante o asonante, ofrece la posibilidad de la estrofa llamada solearilla, que consta de una estrofa de tres o cinco versos, seguidos de dos octosílabos.
Según algunos estudiosos, este cante pudo originarse durante el primer tercio del siglo XIX para acompañar al baile por jaleos. Ya en 1858 encontramos “la soledá”, formando parte de un jaleo andaluz junto al polo, el granadino y las corraleras, en el teatro principal de Jerez de la Frontera. Y, en 1879, Antonio Machado atribuye a una cantora llamada Soledad la creación de este género basándose en las “coplas de jaleo”. Estos eran llamados jaleos cuando los ejecutaban los hombres y gelianas, cuando las bailaban las mujeres.
Sin embargo, podemos considerar que a partir de 1860 la soleá para escuchar obtiene personalidad propia. Demófilo apunta que las soledades propiamente dichas son las llamadas tercetas de Osuna o coplas de jaleo bailables. En la misma línea, Rodríguez Marín indica que las coplas de jaleo eran más ligeras que la soleá, teniendo la misma música, tomando peso la teoría de que los jaleos pudieron ser los promotores de esta. Por ello podríamos decir que cuanto más antigua es la soleá, más ligero es su compás.
En 1870, al irse desligando del baile y adquiriendo carácter de creación personal y para escuchar, comienza a llamarse soleá, apareciendo en su interpretación un mayor número de mujeres, aún cuando no había aflorado aún su carácter bailable.
La Andonda suele ser considerada como la primera que la cantó, aunque parece ser que fue entre la época del cantaor El Loco Mateo y Juaquini cuando se consolida como cante grande.
En las formas actuales de la soleá, sus letras responden a una temática y a un abanico muy amplio, desbordando siempre humanidad y destacando sus alusiones a la vida, al amor, al odio y a la muerte. Signos de antigüedad de las soleares típicas son: la brevedad, la sencillez y estilo ligado; siendo la soleá, grande, reposada y solemne.
Son el resultado de las transformaciones realizadas por artistas concretos, aunque en sus diversos estilos se acusan las características musicales genuinas de la zona donde se realizan, impregnándose cada una de ellas de un aire inconfundible. También es correcto hablar también de soleares personales, como las de José Illanda, Curro Frijones y la del Loco Mateo en Jerez.
La historia del cante por soleá de Córdoba pasó, creemos, por dos etapas: la primera de 1860 a 1900, feudataria de La Serneta y de Enrique El Mellizo; y en la segunda, de 1900 a la actualidad, derivando de Triana. Además, según los críticos, puede hablarse perfectamente de tres estilos diferentes de Soleá de Córdoba, íntimamente ligadas a las de Triana, Utrera y Paquirri El Guanté.
La historia viene atribuyendo la adaptación solearera en esta segunda etapa a Manuel Moreno Madrid (Córdoba, 1831-1907), apodado Juanero el Feo, partiendo de antiguas soleares de Triana, de manera especial las de Ramón el Ollero, y las de Mercedes la Serneta. Posteriormente mantuvieron el legado su hijo Ricardo Moreno Mondéjar “Media Oreja” (Córdoba, 1865-1940) y su nieto José Moreno Rodríguez “Onofre” (Córdoba, 1893-1972).
La soleá de Córdoba tiene matices propios, que las desgajan del tronco común del género. Son eminentemente sentenciosas, filosóficas y moralizantes. Diríase que en ellas se destila la sabiduría secular del pueblo cordobés.
Es innegable que obedece a parámetros melódicos distintos y que los propios cantaores cordobeses han ido aportándole matices diferentes hasta configurarse en lo que es hoy, un cante con propia identidad, lleno de melismas y extremadamente dificultoso.
La soleá, al aclimatarse en Córdoba, se hizo más pausada y larga; perdió la técnica del ligado y con él su tensión. De este forma adquirió un modo de cante hablado o recitado, que fue a menudo expresión de sentencias morales y pensamientos extraídos de la experiencia.
Desde la Puerta El Rincón
Hasta la plaza del Potro
Se me paró el corazón
Porque te vi hablar con otro.
Por tanto, no hay inconveniente alguno en manifestar que la Soleá en Córdoba ofrece unas características específicas y distintivas, cosa que ha originado en algunos flamencólogos el “poco más o menos” que desprecio a su valor real, motivado por su excesiva sencillez y tesitura musical altamente lisa.
En este sentido, vale las palabras del flamencólogo Agustín Gómez, quien afirma: “…Córdoba alterna los tonos altos con los bajonazos a la manera tremendista de un natural muy templado y torero. Es más cordobés el bajonazo expresivo que la escalada”.
El cantaor cordobés procuraba imprimir a su cante un carácter especial, pudiendo llegar a poner en entredicho si pierde el “compás”, prueba de lo contrario son las soleares de Córdoba grabadas por Fosforito (“A mi tierra, Córdoba”, 1982) que rezuman hondura y compás.
Las soleares de Córdoba tienen, pues, unas características propias y específicas tanto en el “toque” como en el cante, lo que exige conocerlas muy bien para saberlas valorar y ejecutar.
Intérpretes que dejaron su sello personal en la soleá de Córdoba fueron: Niño Genil, El Sota, El Niño de la Magdalena, Pepe Lora, así como los actuales Fosforito, Antonio Ranchal, Pepín Asensio El Séneca, Luís de Córdoba, El Pele o Lucas de Écija.
No preguntes por saber
Que el tiempo te lo dirá,
Que no hay cosa más bonita
Que saber sin preguntar
Por Fátima Franco
Bailaora cordobesa miembro del Consejo Internacional de la Danza de la UNESCO y autora del libro “La indumentaria en el baile flamenco. Un recorrido histórico», galardonado con el Premio Internacional de investigación etnográfica del flamenco “Juan de la Plata” de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera.
conocer mas el flamenco me encanta y saver letras de canciones