Dice Tomatito que el flamenco es auténtico cuando es sincero y emana de dentro. Y no le falta razón. El almeriense ha bebido de muchas fuentes después de acompañar a Camarón de la Isla durante sus últimos dieciocho años de vida. Jazz, tango y escarceos con clásicos son algunas de sus incursiones en otras músicas que han ido marcando su carrera en solitario durante los últimos años.
Pero, independientemente de todas esas experiencias musicales alejadas del flamenco que indiscutiblemente le han hecho crecer a nivel armónico, no hay más que escucharlo para darse cuenta de que el que es flamenco por los cuatro costados está condenado a serlo durante toda la vida toque lo que toque.
A pesar de que hacía apenas un año que su guitarra era la encargada de abrir la Noche Blanca del Flamenco en la Plaza de las Tendillas, el regreso de Tomatito al Festival de la Guitarra puede decirse que ha sido y será uno de los platos fuertes del apartado de flamenco este año. El espectáculo que ha traído en esta ocasión el almeriense al Gran Teatro es fundamentalmente un recorrido por algunos de los temas más representativos de su trayectoria. Por eso sobre las tablas basculó entre la sobriedad de la taranta con la que abrió su recital y el toque más romántico del histórico tema Two Much que inmortalizó en ‘Spain’ junto al pianista Michel Camilo.

Puede decirse así que la rítmica es la principal baza de un espectáculo muy similar al que presentó el guitarrista el año pasado en la Noche Blanca. Y no solo por la destacada presencia de palos de compás en la selección de temas, sino por el protagonismo que tienen a lo largo de todo el espectáculo la percusión de Lucky Losada, el bajo eléctrico de El Maca y las palmas de Kiki Contiñas y Simón Román, que fueron los encargados de poner su cante a los temas que interpretó el almeriense.
Y es que hablar de Tomatito es hablar de soniquete, de aire… de duende al fin y al cabo. Esa es su gran seña de identidad y la esencia de su guitarra flamenca. A Córdoba llegó en formato sexteto, una fórmula acertada con la que engrandece aún más la personalidad que confiere a su toque este gran maestro y que, al mismo tiempo, ayuda a esconder algunas de sus carencias como guitarrista de concierto. Eso sí, la legión de seguidores con la que cuenta no puso reparos a su espectáculo. Un publico que prácticamente llenó el aforo del Gran Teatro en una noche en la que las bulerías se sirvieron con mucho Tomate.
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