Daniel Casares (Málaga 1980) posee el mérito de ser el ganador más joven del Bordón Minero del Festival de La Unión y de tener, pese a su juventud, cinco discos en el mercado. También cuenta con el honor de ser uno de los dos únicos guitarristas programados en la I Muestra de Flamenco de Sevilla, algo que al malagueño no le sorprende en absoluto ya que, según cuenta, la guitarra sigue siendo el ‘patito feo’ de las programaciones flamencas.
A la Muestra del Teatro Central acude a presentar ‘Guernica 75’, un espectáculo que rinde tributo a la obra de Picasso –que el año pasado celebró el 75 aniversario de su presentación oficial en la exposición universal de París- y con el que cosechó éxito de público y crítica el pasado 2012 en su estreno en el Teatro Cervantes de Málaga. En Sevilla, lo presentará el próximo 8 de octubre con la esperanza de conseguir transmitir todas las sensaciones que él tuvo al ver el famoso cuadro de Picasso.
– Tras el éxito de ‘Guernica 75’ en Málaga, lo presenta en la I Muestra de Flamenco de Sevilla, ¿qué supone para usted enfrentarse al público sevillano?
– Pues estoy muy motivado e ilusionado, porque tocar en Sevilla es siempre una gran responsabilidad, todo un reto, y afectivamente viene muy bien porque te hace, de alguna manera, ponerte las pilas.
– Su espectáculo es un homenaje a Picasso y una interpretación de su obra. ¿Qué es lo que le ha llevado a dedicarlo al pintor y a este cuadro?
– Por pura admiración; he sido un seguidor de toda la trayectoria de Picasso. Y por una cuestión también de afinidad: malagueño… me apetecía mucho. Recuerdo que cuando fui a ver El Guernica al Museo Reina Sofía de Madrid tuve tal serie de sensaciones que me vi en la necesidad de ponerle musicalidad a la obra. De ahí que sea un homenaje al cuadro, pero desde un punto de vista muy personal.
– El Guernica pictórico es dolor, espanto, sufrimiento….¿el Guernica flamenco también?
– Bueno, hay que tener en cuenta que El Guernica tiene todo lo que nombras, pero también es un mensaje de paz y reconciliación. Y el flamenco tiene gran facilidad para interpretar esas emociones. Es la facilidad de la que presumen los flamencos porque al cuadro no es la primera vez que se le hace un homenaje flamenco, tanto el maestro Enrique Morente como Diego ‘El Cigala’ han hecho cosas sobre Picasso y El Guernica, en concreto. Y creo que es porque el flamenco tiene todo eso: rabia, dolor, sufrimiento, fuerza, romanticismo… pero también tiene paz, y por ello, es una música muy afín a El Guernica.
«El Guernica tiene muchos momentos y a cada uno se le puede asignar un tema»
– ¿Qué palos representan mejor la obra de Picasso?
– En este caso he dividido el cuadro en diferentes momentos y a los elementos a los que he creido más necesario darle su sitio le he asignado un palo flamenco. Por ejemplo, al minotauro le he asignado un fandango de Huelva, la canción del soldado muerto es una seguiriya, el caballo es una soleá por bulería… Después, como es inevitable hablar de Picasso, uno de los actos es un guiño a la época azul del pintor y el tema que hacemos en ese momento – que se llama ‘Azul’- es una alegría. Entonces, más o menos he escogido los palos flamencos según el concepto de los elementos, pero no puedo decir un palo que sea global para todo. El Guernica tiene muchos momentos y a cada uno se le puede asignar un tema.
– El cuadro está impregnado de compromiso, valentía y esperanza. ¿Las letras de ‘Guernica 75’ también?
– Por supuesto. Y la música. Uno de los temas que se llama ‘Paz y Esperanza’, y que es el último, el que aclara todo lo anterior, es una rumba, es alegre, y tiene una melodía muy abierta que musicalmente define también ese concepto. La letra, por supuesto, en todos los momentos, es comprometida, valiente y esperanzadora: por ejemplo, la letra que hay en el fandango, cuando describimos al minotauro, está relacionada directamente con lo que es la figura del toro de una forma muy flamenca, pues hablamos de nuestro concepto del toro, pero a su vez intentamos que el timbre del tema suene a la dureza del toro de El Guernica. Las letras están compuestas por el escritor José Miguel Molero Cid y adaptadas musicalmente por mí, pues desde que los dos vimos el cuadro en el Renia Sofía ideamos y nos involucramos en este proyecto, y José Miguel, que es un entendido de la obra, me fue indicando y aconsejando cómo adaptar lo que transmite el cuadro.
– En ese sentido, ¿no cree que en los últimos tiempos el flamenco adolece de falta de compromiso y valentía?
– Concretamente en las letras sí, es verdad que estamos un poco cómodos. La mayoría de los temas que se escuchan hablan de lo mismo y tienen poca profundidad. Pero, en cuestión musical, sí hay grandes compositores que ahondan mucho en las armonías y tienen un compromiso al cien por cien con la música y con el flamenco. Entonces, creo que en el apartado literario es donde el género falla un poco. No sé si es una cuestión comercial o qué, porque hay grandísimos escritores en Andalucía, pero al final no son sus letras las que escuchamos, escuchamos otras cosas.
«Los conciertos de guitarra no salen rentables en taquilla»
– No sólo funde pintura y guitarra flamenca, ‘Guernica 75’ es un mestizaje de instrumentos, cante, baile, audiovisual… ¿queda la guitarra relegada a un segundo lugar?
– En ningún momento. Intentamos agradar pero cada cosa tiene su momento. Está muy organizado y nunca, en ningún momento, deja de ser un concierto de guitarra. Lo que pasa es que hemos utilizado esos elementos para sumar al concierto de guitarra y para que la gente que no sea entendida en guitarra ni en flamenco disfrute de un espectáculo; pero que disfruten del espectáculo y se vayan diciendo que han visto un concierto de guitarra.
– Sin embargo, el suyo y el espectáculo de Marcelo Palanco son los únicos conciertos de guitarra programados en la muestra (de 25). ¿Sigue estando la guitarra infravalorada en el flamenco?
– Sí. En general, aquí en España, a la guitarra no se le trata como debería y es culpa de los organizadores que no programan conciertos de guitarra. Según ellos, no llenan y no les sale rentable la taquilla. Y cuando tienen que programar un concierto de guitarra llaman a quien le va a asegurar el lleno absoluto, que es Paco de Lucía, Vicente Amigo o Tomatito. No lo digo como crítica ni mucho menos, porque son maestros, pero claro, el resultado de todo esto es que al concertista joven que quiere hacerse su ‘huequecito’ y quiere vivir de la guitarra le resulta imposible, o muy difícil. La mayoría vivimos del exterior, el 80% de mi trabajo lo tengo en el extranjero. Esto es porque España no se programan conciertos de guitarra y cuando se programan se hace en condiciones que no se deberían, porque se gastan el dinero en todo lo demás y al final a la guitarra la meten para justificarla, dejándole las migajas. Y la verdad es que no deberían porque la guitarra es el instrumento que nos identifica como país. A España no lo identifican en el extranjero por una gaita ni por una batería o una trompeta, lo identifican por la guitarra, entonces creo que se le debería dar muchísima más importancia y darle el sitio que realmente se merece, independientemente de los nombres que haya en cartel. Entendemos que no nos pueden llamar a todos para todos los festivales porque somos muchos, pero por otro lado, que tampoco sean siempre los mismos.