Paco merecía algo más

Festival de la Guitarra | Una noche por Paco
11 julio. Teatro Axerquía
Artistas: Antonio Sánchez (guitarra), Duquende (cante), “Farru” (baile), Jorge Pardo (flauta), Carles Benavent (bajo), Poti Trujillo (percusión)
Artistas invitados: Josemi Carmona (guitarra) y Farruquito (cante y guitarra)

11 de julio. Teatro Axerquía. Año 7 después de Paco. El tiempo pasa y el trono de la guitarra flamenca sigue desierto. La sombra de Paco de Lucía es tan alargada que llevará años, tal vez décadas, encontrar un sucesor digno de su talla. El único consuelo para los que sufren su ausencia sigue siendo su legado. Una vastísima herencia musical que es objeto de culto por aficionados y profanos de lo jondo y que, el domingo por la noche, fue parcialmente recreada una vez más por algunos de los músicos que compartieron escenario con el maestro en sus interminables giras internacionales.

Así, en el mismo lugar que Paco de Lucía se despidió de Córdoba por última vez en 2010, pesos pesados como Duquende, Farru, Jorge Pardo o Carles Benavent presentaron ‘Una noche por Paco’, un encuentro que sirvió para rendir tributo al maestro en el marco del Festival de la Guitarra de Córdoba. Todos ellos capitaneados por el sobrino del maestro, Antonio Sánchez, hijo del hermano mayor de Paco de Lucía y guitarra principal del espectáculo, nos fueron regalando cachitos de la música del genio de Algeciras. Falsetas y algunos de sus remates por bulerías, fragmentos de títulos como Almoraima, melodías de sus discos con Camarón, temas como Zyryab o Entre dos Aguas, el cante por tarantas de Duquende, un baile por alegrías de Farru y los solos de Benavent y Pardo completaron un largo repertorio que imitó el formato que hacía Paco de Lucía en sus conciertos.

Hubo sorpresas de última hora como la ausencia del cantaor David de Jacoba, que no pudo asistir al ser contacto estrecho por covid. O la presencia de artistas invitados como el guitarrista Josemi Carmona y Farruquito, el cual nos brindó uno de los mejores momentos de la noche cantando y acompañándose así mismo con la sonanta y dejando una pincelada de una de sus facetas más desconocidas para el gran público.

Y hubo duende, sin duda. Solo había que ver el plantel de artistas sobre el escenario. Apareció en el bis que arrancó con las notas del Concierto de Aranjuez y derivó en Spain, esa obra de arte que Chick Corea y Paco de Lucía se sacaron de la manga hace ya unos cuantos años.

Aún así, el espectáculo no estuvo a la altura de lo que se supone a artistas de este nivel. Al margen del digno papel que hizo como guitarra solista Antonio Sánchez, fue patente la falta de compenetración y de ensayo que había entre los músicos en algunos temas. Se abusó de la improvisación, especialmente en el baile. El cante resultó estridente en gran parte del concierto confundiendo el pellizco con el grito. Tampoco ayudó mucho el sonido, saturado desde un primer momento y con unas guitarras que sonaban enlatadas. Defectos todos ellos que ponen de manifiesto la falta de puesta a punto y rodaje de un espectáculo que tiene mimbres para ser top.

Y es que si de lo que se trata es de rendir homenaje al maestro no solo bastan las buenas intenciones. El espíritu de superación y búsqueda de la perfección que demostró Paco de Lucía a lo largo de su carrera debería ser inherente a este tipo de producciones, más si cabe cuando cuentan con este plantel de artistas y el respaldo de la Fundación Paco de Lucía.