Galopando hacia el éxito

Que un cantaor de flamenco sea el segundo artista en agotar las localidades en el Festival de la Guitarra de Córdoba es algo al alcance de muy pocos en este género. Que logre sentar en la butaca a aficionados de lo jondo y a quienes no han escuchado en su vida unas letras por soleá es más difícil aún. Pero que cuente a veinteañeros y jubilados entre su público es poco menos que un milagro. Ése es Israel Fernández, el nuevo icono del flamenco. El cantaor que galopa hacia el éxito con una nueva forma de comunicar su arte. El de la estética retro, los videoclips, las entrevistas en programas de televisión y revistas… Unos canales en los que los artistas flamencos no suelen tener cabida pero que este cantaor toledano ha conseguido abrir de par en par. 

En Córdoba, la expectación fue máxima la noche del viernes pasado en la presentación de su último disco ‘Pura sangre’. Y lo cierto es que el espectáculo no dejó a nadie indiferente. Con un escenario convertido en picadero con vallas de madera, la iluminación de los focos creando fuertes contraluces y músicos vestidos con traje y botas de montar, aparecía de entre las sombras este pura sangre del cante con unas riendas al cuello cual caballo salvaje al que van a domar. De esta guisa nos dejó su primer cante por soleá. Pero las escenas de cuadra continuaron por alegrías, momento en el que le preparaban la comida al animal-cantaor. Por cantes de levante, unas letras que el artista interpretó sentado en una silla mientras su cuidadora le peinaba la crin. Y también por martinetes para ponerle las herraduras. Una puesta en escena sin duda innovadora, por lo teatralizada que resultó, su radical diseño de iluminación y también por los efectos de sonido que se introducen en directo, pero que al mismo tiempo distrajo del cante en algunos momentos y ocasionó continuos deslumbramientos entre el público hasta el punto de provocar que alguien gritara a viva voz “¡Apagad las luces!”. 

Lo mejor de la noche y los primeros oles llegaron en los cantes por tangos y bulerías, donde el cantaor dejó entrever su influencia camaronera encontrando como aliado el duende del guitarrista Diego del Morao (o Diego de Minnessota, como él mismo bromeó en alusión a su atuendo de vaquero). También exquisita resultó la versión de Vino amargo, una canción de copla de Rafael Farina que el cantaor interpretó acompañándose él mismo al piano. La despedida fue con una tanda de fandangos, que hizo de rodillas frente a una gran cruz de madera. 

A Israel Fernández hay que reconocerle el mérito de acercar lo jondo al gran público, de arriesgar en el proceso de creación y de amar el flamenco. Si estamos ante una nueva estrella de este arte o si se trata solamente de otro producto de marketing, sólo el tiempo lo dirá.

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14 de julio. Festival de la Guitarra de Córdoba
Israel Fernández. Pura Sangre
Israel Fernández, cante
Diego del Morao, guitarra
Israel Suárez ‘El Piraña’, percusión
Marcos Carpio y Pirulo, palmas