El concepto de economía de la cultura es un concepto relativamente joven, y de unos años atrás relacionar cultura y economía es una realidad. Los economistas dedicados a la Economía de la Cultura tratan de investigar en el funcionamiento de la industria del arte y de la cultura, como forma sostenible de empleo.
¿Cómo proyectamos al artista flamenco dentro de la industria cultural? Es la pregunta del siglo. En la actualidad nos encontramos circunstancias por las que artistas con grandes cualidades y valores no terminan de romper la barrera de la fama. Y no podemos negar, que siendo el flamenco patrimonio de la humanidad y con una amplia proyección internacional, algo falla.
La industria cultural en Andalucía carece de profesionales del sector que puedan darle un impulso, comparable al de otras CCAA y países desarrollados. Existen además, demasiados agentes no profesionalizados o especializados que suplen las funciones de los agentes económicos que debieran participar en la industria cultural. En la mayoría de las ocasiones, la distribución y comercialización es ejecutada por los propios artistas.
Debemos tratar al artista flamenco con cualidades y con una posible proyección, como un producto comercializable (además de cómo persona) tanto en origen, como altamente preparado para la exportación. Si la rentabilidad del flamenco como industria cultural está probada, la de ese artista debiera estarlo también, siempre que se esté comercializando de una manera adecuada y manteniendo una relación sostenible entre la demanda y la oferta.
Ya pasaron a la historia los tiempos en los que el flamenco era una espectáculo de segunda categoría o de ambientes ‘barriobajeros’. Hoy por hoy, la industria cultural flamenca está abierta a emprendedores con ganas y fuerzas, pero eso sí, se encontrarán una serie de barreras que sin una pequeña ayuda de instituciones o de aquellas organizaciones de ámbito flamenco, las cuales monopolizan el mercado, sería extremadamente complicado ejecutar cualquier proyecto.
Actualmente, algunos agentes económicos e instituciones públicas están trazando líneas maestras para esa viabilidad comercial del flamenco, con lo que, esperemos poder afirmar que en los próximos años se va a producir un cambio en lo que se refiere al Flamenco y en consecuencia al futuro del artista como producto.
Por todo ello, desde aquí mi intención es animar, motivar, y en su medida ayudar a todos aquellos PROFESIONALES y futuros expertos de este Arte, a que no se queden cruzados de brazos, y que luchen por lo que no es solo una forma de sentir, de vivir o expresar; a rodearse de profesionales en la gestión de sus trabajos o propuestas flamencas, ya que esto puede llevarte al éxito o negártelo para siempre; a no permitir el intrusismo, ya que devaluará vuestro trabajo, ese con tanto esfuerzo conseguido, porque solo el artista conoce las horas, los kilómetros, los sacrificios, y en ocasiones los llantos que ha costado.
Por Fátima Franco
Bailaora cordobesa miembro del Consejo Internacional de la Danza de la UNESCO y autora del libro “La indumentaria en el baile flamenco. Un recorrido histórico», galardonado con el Premio Internacional de investigación etnográfica del flamenco “Juan de la Plata” de la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera.