JOSÉ VALENCIA: «El concepto de ‘cante gitano’ se está perdiendo»

En su mesilla de noche tiene, como si hubiera querido facilitarnos la metáfora, las aventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Sus últimas publicaciones en el Facebook son un video del Tío Rubio, que canta por fandangos recién operado de las cuerdas vocales, y una petición para compartir ‘si crees que el Estado no debe subvencionar a la Iglesia’.

En sus proyectos conviven la gira de su ‘Sólo Flamenco’, su personaje del Don Perlimplín en el ‘Aleluya Erótica’ de Lorca y el estreno, junto a Eva la Yerbabuena, del espectáculo de las ‘Santas de Zurbarán’, para el que está explorando incluso en la música barroca.

Así es José Valencia, un artista que ha conseguido poner a críticos, artistas y público de su parte a base de integridad, valentía, compromiso y trabajo. Por eso, este domingo le otorgan en Lebrija la Giraldilla Flamenca. Un nuevo galardón  que suma a una larga lista de premios donde se incluye el de Mejor Cantaor de la pasada Bienal. Aunque el título que mejor le sienta es el de “cantaor flamenco”.

– La suya es la historia de un niño prodigio. A los 5 años ya actuó en un festival y ahora, a los 38, la Peña Pepe Montaraz de Lebrija le concede la Giraldilla. ¿Cómo se siente?
– Es un orgullo que te concedan un premio en tu pueblo, con tu gente. Sobre todo, cuando antes se le ha otorgado a artistas con carreras ya hechas y soy el más joven que lo recibe. Pero, aunque al principio me lo pensé mucho, e incluso lo consulté con mi familia, creo que mi trayectoria me avala y me siento seguro. Aunque haya quienes no lo vean bien.

– En cualquier caso, qué le sienta mejor a José Valencia, ¿un ole del público, cinco estrellas de la crítica o la enhorabuena de los compañeros?
– Como artista uno se queda con todo porque todo tiene su importancia. Pero quizás la opinión de los artistas es especial porque viene de gente que sabe cómo es esto y lo vive igual que tú. De hecho, de lo que me siento más orgulloso en mi carrera es de tener los amigos que tengo y el respeto de mis compañeros. Es lo más gratificante.

– ¿Y le llevan los últimos éxitos a tener más miedo a defraudar?
– No, miedo no. Una artista lleva toda la vida preparándose para esto. Es la recompensa a un trabajo. Es verdad que se tiene más responsabilidad pero hay que ser valiente y seguir. Amo esta profesión, aunque sea muy compleja. Nunca paras de estudiar, ensayar, formarte… pero me divierto muchísimo. Soy un afortunado.

– Por cierto, va a recibir antes la Giraldilla que el Giraldillo, ¿sabe algo de la Bienal?
– Nada. Me enteré de los premios por los medios  y no sé nada más. Que yo sepa no hay movimiento ninguno y creo que no hay ni siquiera pensamiento de darlos. Al final tendremos la mención y ya está. Realmente me daría igual pero pienso que si me lo han concedido lo debería de tener como los anteriores. En fin, ahora dirán que no hay dinero o lo que sea pero es el Ayuntamiento el que debe de pensar en la Bienal. Las cosas hay que hacerlas en condiciones.

– ¿A qué no estaría dispuesto a renunciar por estar en la primera plana del flamenco?
– No creo que haya que renunciar a nada. Si ahora, por ejemplo, trabajo más o estoy en mejores trabajos o con mejores carteles es porque he ido peldaño a peldaño.

– Sin embargo, el flamenco parece que exige siempre posicionarse. ¿Dónde se sitúa?
– El hecho de adentrarme en la interpretación o hacer otras propuestas es una evolución normal cuando llevas toda la vida cantando. Esto sólo me convierte en un artista polifacético, preparado para hacer otras cosas sin hacer el ridículo. Y, además, me está enseñando y abriendo la mente. Pero siempre hago lo mismo. Canto flamenco. No hago otra cosa.

– De hecho,  su primer disco  es para muchos una esperanza para el flamenco puro. ¿Es un acto de rebeldía frente a lo que se vende actualmente?
– Como digo, estoy donde he estado siempre. Canto flamenco, no engaño a nadie. Hoy día se vende por flamenco cosas que no lo son. Pero primero hay que empaparse y tener cabeza. Hay confusión. Queremos ser muy clásicos para unas cosas y muy vanguardistas para otras. Bueno… No hay nada más vanguardista que el flamenco, que es un arte contemporáneo y que no pasa de moda. Es la música culta que más se exporta. Por eso, está tan politizada, porque interesa. Pero los artistas tenemos que plantearnos qué queremos, si dejarnos llevar por el típico tópico que los políticos quieren vender o ser algo más. 

– En este sentido, ¿qué aspecto del legado que dejó Antonio Mairena cree que corre más peligro?
– El del cante gitano. Y ni mucho menos porque el cante flamenco sea sólo gitano. Lo sabemos por historia. Pero ocurre que los gitanos también estábamos en Andalucía y formamos parte de esa historia. Distinguir o conservar nuestro cante no significa que digamos que es mejor o peor. Simplemente evidencia una forma de cantar, otro melisma distinto. Y luego, se canta bien o se canta mal. Antes existía el cantar gitano como un concepto. Ahora defiendes el cante gitano y parece que estás blasfemando. 

– Precisamente, hace unos días Manuel Curao le preguntaba a Dorantes por la imagen que se sigue dando de los gitanos desde programas como el de Cuatro, ¿qué opinión le merece?
– Es denigrante que siga asociando gitano con chusma o fiesta. He trabajado por muchos sitios toda mi vida y esto me jode muchísimo. No tiene nada que ver con la realidad y se hace daño a todo un pueblo. El problema es que luego “con quien te vi te comparé”.