Seguro en cada tercio. Con el aplomo que da el estar curtido en mil certámenes. Y con la compaña de una sonanta discreta pero certera. Así se presentó ayer noche el cantaor sevillano, Manuel Cástulo, en la tercera ronda de la fase de opción a premio del Concurso Nacional de Córdoba. Una actuación en la que se perfiló como uno de los más firmes candidatos a hacerse con el preciado galardón en una carrera que quedará lista para sentencia esta misma noche con la actuación de la bailaora Mercedes de Córdoba y el cante de Pedro «El Granaíno».
El sevillano brindó los mejores momentos de una gala en la que también pasaron por las tablas del Gran Teatro el bailaor Emilio Ramírez «El Duende» y el guitarrista Santiago Lara, que con su intervención cerró la ronda de finalistas en la modalidad de las seis cuerdas este año. El eco de su voz por soleá fue más que suficiente para conmover a un patio de butacas que se rindió desde un primer momento a la gravedad de su metal. Mecido por la guitarra de Niño Elías a lo largo de los cuatro cantes con los que tuvo que lidiar, continuó su recital por seguiriyas dando una verdadera lección de hondura y variedad de estilos.
Precisamente a él fue dirigida la primera gran ovación de la noche, que llegó a su climax más álgido cuando, metido ya por levante, recreó la famosa letra del maestro Fosforito «las fuerzas me están faltando…». Por último, y como colofón a su magnífica actuación, el sevillano optó por unas peteneras, desafiando así el mitológico malfario que atribuyen a este palo algunos flamencos. Sin duda, una de las intervenciones más aplaudidas y reconocidas a lo largo de los tres días de final.
Minutos antes, en la faceta de baile, el encargado de levantar el telón era otro sevillano, el joven bailaor Emilio Ramírez «El Duende». Cuajó una actuación discreta en su conjunto, que fue tomando color a medida que puso sobre las tablas las tres coreografías con las que se presentó en la noche de ayer.
Obtuvo una fría acogida por parte del público al bailar por alegrías. Y derrochó garra y flamencura en su baile por soleá, una vuelta de tuerca que le fue reconocida con el calor del respetable. Para cerrar, optó por una farruca con la que tampoco logró aportar nada nuevo a su propuesta.
Y para completar el pleno al quince, la última actuación de ayer corrió a cargo de otro hispalense —aunque jerezano de adopción—, el guitarrista Santiago Lara. Su toque está alejado del virtuosismo que atesoran sus compañeros en la final —Javier Conde y Niño Seve—, tal vez por eso sus principales bazas se centraran en el apartado de acompañamiento al cante y al baile.
Por granaínas y taranta dejó entrever algunas de sus cualidades como concertista. No obstante, brilló notablemente arropando el cante por soleá de Miguel Ortega y dio el resto por farruca junto a la bailaora jerezana Mercedes Ruiz. Con un cuadro de primer nivel, el guitarrista logró finalmente poner el broche de oro a la penúltima ronda final del certamen decano.
Esta noche, nuevamente a partir de las ocho y media de la noche, será el turno de la tercera finalista cordobesa, la bailaora Mercedes de Córdoba, que compartirá escenario con otro de los caballos ganadores en todas las apuestas, el cantaor Pedro «El Granaíno».