Texto: Francisco Martínez. / Foto: Toni Blanco.
En el primer recital del año de la peña ‘El Rincón Flamenco’, celebrado el pasado viernes, se vivió una intensa noche de cante y toque sin aditamentos, de flamenco que no necesitó justificarse porque es el que alcanza su plenitud cuando se ofrece de manera generosa y sincera.
Los protagonistas fueron el cantaor Antonio Muñoz ‘El Toto’ y el guitarrista Jesús Majuelos. La manera descarnada con la que expuso el cantaor su repertorio fue una vez más reflejo de la autenticidad expresiva que lo caracteriza. Los esquemas de los palos realizados le sirvieron solo de soporte para proyectarse desbordante y pasional, sin poses que edulcoran y enmascaran realidades flamencas.
Esta claro: al Toto o se toma o se deja, no caben medias tintas; hay que implicarse en su cante, sintonizar con su actitud flamenca para poder entenderlo y disfrutarlo desde su génesis cantaora. Así los cantes que realizó por soleá, malagueñas, tarantos, fandangos de Huelva, seguiriyas, milongas, cantiñas, bulerías y tonás tuvieron la empatía requerida; de ahí los oles a tiempo, los que brotan al unísono, espontáneos y gozosos.
Pero el recital fue más, toda una lección de cómo partiendo con una voz de áspero granulado se pueden matizar sensiblemente melodías y escudriñar recónditos anclajes musicales que pasan para muchos desapercibidos; ‘El Toto’ posee esa capacidad musical para pigmentear con personalidad cada estilo que afronta, sin prejuicios.
Contribuyendo a que el cantaor se sintiese cómodo, el guitarrista Jesús Majuelos estuvo diplomático en el acompañamiento, mimoso por momentos en el discurrir de los fraseos, también preciso y contundente para espolear en el momento oportuno al cantaor. El tándem Toto/Majuelos estuvo bien engarzado.
El exitoso recital finalizó con unas impactantes tonás del ‘El Toto’, junto a su hijo José Muñoz, que también se sumo al acto cantando fandangos de Lucena y bulerías.