El sábado vivimos en el Gran Teatro una noche mágica, de las que crean afición y hacen que uno ame más si cabe el arte flamenco. Era la primera vez que el guitarrista Dani de Morón actuaba en Córdoba como cabeza de cartel -lo vimos tres días antes junto a Arcángel en la Gala de Honor del CNAF- con un espectáculo propio y el sevillano salió por la puerta grande. Demostró por qué es uno de los mejores guitarristas de acompañamiento al cante del momento y reivindicó su papel de solista y compositor con un concierto impecable que puso el teatro patas arriba.
Dani de Morón lo tiene todo. Técnica, virtuosismo, armonía, ritmo, sensibilidad… Sabe arropar el cante como pocos y exprime la sonoridad de la guitarra hasta llevarla al límite. Y lo que es más importante, tiene personalidad musical propia. Una forma única y exquisita de tocar la sonanta que ayer puso al servicio de tres genios del cante: Antonio Reyes, Duquende y El Pele. Solo faltó Marina Heredia, que se cayó del cartel a última hora por enfermedad.
El guitarrista sevillano estuvo brillante durante toda la noche tanto en su faceta de solista como en el acompañamiento al cante. Abrió en solitario el concierto con un toque por bulerías y fue alternando el papel de solista con el acompañamiento a tres voces gitanas que ayer sonaron a gloria.
Primero llevó en volandas a Antonio Reyes por soleá, templando el cante con silencios con pusieron el vello de punta y rematando por tangos su actuación junto al chiclanero. Luego con Duquende, que cantó por levante y pellizcó especialmente por seguiriyas con su timbre camaronero. Y finalmente con El Pele, que solo necesitó dos letras por soleá para acaparar todo el protagonismo y poner el teatro en pie. Fue, sin lugar a dudas, el momento mágico de una noche apoteósica.
Para terminar, el guitarrista sevillano nos regaló un fin de fiesta por bulerías con los tres cantaores en el escenario y las palmas de Los Mellis. Fue la despedida de una velada memorable que terminó con todo el público rendido a un guitarrista que está llamado a abanderar el toque flamenco del siglo XXI.