María Pagés.

Aplausos infinitos para María Pagés

El éxito de Utopía en 2012 hacía imprescindible la presencia de María Pagés en la Bienal de este año. Fruto del compromiso de la sevillana con el festival es este “Siete golpes y un camino” que trajo anoche al Maestranza. El programa de mano incluye un texto que pretende justificar literariamente lo que no es más que un repaso a momentos significativos de sus montajes anteriores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Así que este recital de Pagés es especialmente adecuado para aquellos que la admiren mucho, además de para quienes no la hayan visto nunca, pues este espectáculo ofrece una idea muy precisa su estilo.

No vamos aquí a descubrir las cualidades de esta señora del baile, que ha configurado todo un lenguaje dancístico mediante el uso sensible de todos los elementos de la escena: luces, vestuario, música… Tanto es así que el baile de María Pagés no se puede descontextualizar. Es especie de un solo hábitat: la del gran teatro.

Foto: Adam Newby.

Esta última propuesta de la maestra sevillana evidencia su ingenio, pues engarza piezas sueltas con total fluidez en un maravilloso ejercicio estético que incluye un cuerpo de baile que se mueve como una bandada de pájaros, la música exquisita de Lavaniegos y el cante ejemplar de Juan de Mairena y la almibarada Ana Román.

Sin embargo, el inicio de la obra resultó plano, carente de carisma, en el que se sucedieron un par de piezas en las que el cante brilló por su ausencia, imponiéndose un tono ascético basado en la declamación de poetisas de diferentes lenguas.

Todo muy internacional y exportable. El momento de conexión con el respetable no se produjo hasta los tanguillos de temática aeroportuaria, en los que ahora sí, sentimos un poco de sangre mediterránea en la interpretación del conjunto, con una Pagés en estado de gracia declamando a compás las vicisitudes de la compañía por las esquinas del mundo.

Foto:Adam Newby

En los tangos de Triana franqueó nuestra comunión con un baile más carnal, despreocupado y sevillano, tal y como había adelantado en las alegrías con bata de cola. Tras la trilla y soleá en la que los bailarines dejaron lo mejor de sí, nos precipitamos al colofón con su granaína envuelta en gasa roja, donde concentró nuestra atención en sus brazos, esos que ha convertido en un elemento plástico a los que se les pueden aplicar todos los calificativos poéticos.

El público la contempló salir de la escena por el fondo de las tablas, en dirección a una luz que es la de la madurez, la serenidad y la ilusión. Aplausos infinitos de Sevilla a su bailaora en una ovación que dice: gracias María, nos vemos en el camino.


‘Siete golpes y un camino’. Teatro Maestranza de Sevilla. Baile: María Pagés y su compañía. Cante: Ana Ramón y Juan de Mairena. Guitarra: Rubén Lavaniegos y José Carrillo “Fyty”. Percusión: Chema Uriarte. Violonchelo: Sergio Menm. Violín: David Moñiz.

ARTÍCULOS RELACIONADOS: {loadposition articulos_relacionados}

Tal vez te pueda interesar...

Bienal de Flamenco - Conciertos Bienal de Flamenco - Entradas Bienal de Flamenco - Flamenco en Sevilla

Todos los detalles de la Bienal de Flamenco 2018

Aún quedan seis meses para que la ciudad tiña sus calles de compases flamencos y …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.