Texto: Francisco Martínez. / Foto: Miguel Valverde.
Cuando el cante se ofrece con honestidad e ilusión los detalles técnicos a corregir quedan en un segundo plano; fue lo que ocurrió el pasado viernes 30 de marzo en la Peña El Rincón del Cante con Rocío de Dios acompañada a la guitarra por Rafael Trenas.
El recital de la joven cantaora cordobesa tuvo la intensidad requerida, manteniendo una actitud de mujer que apuesta con firmeza por el cante sin ambages. La postura artística de la cantaora es de las que hay que valorar como punto de arranque, base imprescindible para ir progresando en el complejo mundo del flamenco, sin temor y con la intención siempre de darlo todo.
Malagueñas, tientos, tangos, soleares, alegrías, seguiriyas, bulerías y fandangos fueron sus cantes, proyectados desde la afición e incluso pasión en determinados momentos. Aún le queda a Rocío de Dios ir perfilando estilos para que éstos vayan tomando cuerpo sonoro personal, pero la cantaora parte con la ventaja de que su voz va adquiriendo la rotundidad expresiva que es imprescindible para comunicar con el aficionado.
Su generosidad en el escenario sumado a su innato desparpajo flamenco motiva confianza en el público, también hacen augurar de ella una trayectoria artística exitosa para poder convertirse con los años en una cantaora de referencia en Córdoba.
La moneda con Rocío de Dios está echada y en el aire, solo hace falta que continúe en una ascendente línea de aprendizaje e implicación flamenca como apuntó en el Rincón del Cante.