¿De verdad piensa y siente el señor Carlos Saura que el flamenco viene de la India? Este interrogante fue el primero, de los muchos, que se me vino a la cabeza cuando hace unos días salió en los medios de comunicación la intención del cineasta español Carlos Saura de “rodar en la India una película sobre los orígenes del flamenco”.
Lógicamente habrá que esperar a ver el film para la formación de una opinión objetiva, mas a partir de la intención anunciada por el señor Saura, en los medios, me voy a permitir, estimados lectores, expresar, A PRIORI, un par de valoraciones que están minando mi paciencia sobre mis convicciones más asentadas con relación a los fundamentos del arte flamenco. Vamos a ver.
En primer lugar, como bien afirma el señor Saura en otro momento de la entrevista, si lo que pretende es ilustrarnos sobre el origen del pueblo gitano me parece genial. No está de más conocer mejor la procedencia de un colectivo tan influyente en el arte flamenco histórica y actualmente. Es una obviedad el papel desempeñado por este pueblo en el proceso de génesis y conservación del flamenco; echemos un vistazo a la nómina de cantaores gitanos en la historia del cante y no hay duda posible.
Ahora bien, si lo que pretende es indagar en los orígenes del flamenco a partir del pueblo gitano no hay ninguna necesidad de ir más allá de Triana, Jerez, Cádiz, Los Puertos o El Perchel, es decir, de salirnos de Andalucía. Porque fueron gitanos ANDALUCES-el flamenco surge, en Andalucía y en otras zonas de España, siglos después de la llegada de los gitanos -los que contribuyeron en el proceso de génesis del flamenco. ¿Es una manía endémica española la de buscar siempre lo mucho o poco que tenemos de bueno allende nuestras fronteras? Pobrecilla la tan careada, últimamente en los mentideros políticos, “marca España”…
Y en segundo lugar, proyectos de este tipo- insisto, todo esto lo digo a priori- no hacen más que corroborar el grado de aceptación que todavía, desgraciadamente, en determinados sectores del mundo del flamenco ciertos tópicos románticos poseen. El día-¿llegará alguna vez?- que consideremos que el elemento cultural está muy por encima, si no es que lo anula completamente, del racial en la conceptualización de cualquier manifestación artística, todas esta historias desaparecerán. Si a esto se le suma que cualquier género musical, en base a investigaciones científicas de absoluta solvencia, es producto de la mezcolanza de muchos y variopintos elementos musicales, el plato estará servido para que poco a poco nos vayamos, TODOS, acercando, desde el punto de vista intelectual, al flamenco de una manera, seguramente, más objetiva y sana para nuestra salud mental.
No sé…., habrá que esperar a ver la película pero, en principio, considero fuera de lugar la intencionalidad de hacer una película de los orígenes del flamenco en la India. Es como si quisiéramos ir a buscar el origen de nuestro gazpacho en Sudamérica por proceder el tomate de allí. Esto no produce más que confusión entre el gran público y aficionados menos versados. Eso sí, publicidad sí que está consiguiendo. ¿Será el verdadero motivo del ínclito señor Saura? Pronto saldremos de dudas…, espero.