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Lo ha vuelto a hacer. La nueva propuesta de Israel Galván que se ha estrenado este viernes en Sevilla y que lo ha unido por primera vez en un escenario con el universal bailarín de kathak, Akram Khan, es probablemente uno de los mejores espectáculos de danza que se puedan ver este año a nivel mundial.
Aquí pueden relajarse. Olvídense del programa de mano y de las reminiscencias dadaístas que se puedan atisbar sobre cierto poema de Tristan Tzhara. No hace falta que nos hagamos los interesantes y pongamos cada de qué intelectuales somos. No caigan en la trampa tratando de fardar reconociendo no se sabe qué referencias cultas. Israel Galván ya hace tiempo que empezó a reírse de todo eso. De él, pero también de nosotros. De las etiquetas y de la lucha entre los críticos por encontrarle la perfecta definición a lo que hace. Quizás por eso lo de que el elenco se pase la obra tapándose unos a otros las bocas.
‘Torobaka’ es, como dice su propio subtítulo, “un espectáculo para dos bailarines, cantantes líricos, un percusionista y compás”. Y, sinceramente, es en esta descripción donde pondremos encontrar la definición más acertada.
Es decir, lo que estos dos genios hacen es bailar. Usar la danza por la danza. Como provocación, como juego, como fantasía. Como un terreno donde compartir y entenderse. El movimiento como expresión necesaria y natural. El cuerpo como canal liberador.
Sin más –ni menos- elementos que una circunferencia a modo de ruedo, estos bailarines reconocidos universalmente y un excelente elenco de artistas ponen de manifiesto la capacidad de esta disciplina para generar emociones que van desde la rabia hasta la risa. También para descubrir nuevos universos y hasta para reconocernos a nosotros mismos y confraternizar con el otro en un sincero abrazo.
Galván y Khan son dos bestias, dos bicharracos, dos animales de la escena. Tan magnéticos que logran que el público sitúe en un segundo plano su virtuosismo. De poco importa, de hecho, hablar en esta reseña de cómo exploran ambos el compás de sus cuerpos. O del ejercicio y creatividad que esconden sus coreografías terrenales ya aéreas. La belleza de ‘Torobaka’ es más bien instintiva. Gutural como los sonidos que los propios artistas van construyendo sobre el terreno.
Luego claro, está el flamenco y el kathak en cada una de las figuras. En el taconeo sin tacones, en los giros y hasta en la colocación de las manos. Todo en contraste y continua ruptura. La percusión tribal con el vito vito. Los cuatro muleros o el compás de sevillanas corraleras al golpe de cascabeles. El folclore, la tradición, las raíces y el humor son ya sólo el punto de partida. Lo demás es el descubrimiento. Se lo dice el propio Israel a través de la letra del zorongo que le canta el contratenor David Arzurza: “soy más valiente que tú, más gitano y más torero”.
‘Torobaka’. Creación e interpretación: Israel Galván y Akram Khan. Arreglos musicales e interpretación: David Azurza, Bobote, Christine Leboutte, B C Manjunat. Lugar: Teatro Central de Sevilla Fecha: 27 y 28 de febrero Aforo: Lleno.
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