¡Viva! | Festival de la Guitarra de Córdoba
Dirección y baile: Manuel Liñán
Dirección coreográfica: Manuel Liñán
Bailarines y coreografía: Manuel Liñán, Manuel Betanzos, Jonatán Miro, Hugo López, Miguel
Heredia, Víctor Martin y Daniel Ramos
Música: Francisco Vinuesa, Victor Guadiana y Kike Terron
Guitarra: Francisco Vinuesa
Cante: David Carpio y Antonio Campos
Violín: Victor Guadiana
Percusión: Kike Terrón
Gran Teatro
¿Tiene género el arte? ¿Existe un código masculino y femenino en la pintura o en la música? La reflexión no es baladí si se extrapola a disciplinas como la Danza o el Flamenco, donde los patrones, técnicas, vestuario y otros elementos tienen tal componente de género que llegan a segregar su estudio. En este punto de partida se sitúa ¡Viva!, del bailaor y coreógrafo Manuel Liñán, una obra en la que el creador granadino transgrede las normas establecidas en el flamenco para apropiarse de toda la estética de la mujer en el baile.
Liñán, que lleva a gala el haber convertido en algo trivial la bata de cola como elemento masculino en sus coreografías, da un paso adelante ahora en su intención de difuminar las fronteras entre lo femenino y masculino en el flamenco. Con un vestuario de pelucas, peinetas, fajas y pechos postizos presenta a siete bailaores travestidos, a través de los cuales da rienda suelta a una bacanal de bailes con los que consigue apropiarse desde su condición de hombre de un repertorio expresivo hasta ahora solamente reservado a la mujer.
La originalidad de la propuesta artística y la calidad del elenco a nivel musical y dancístico es indiscutible. El enfoque, en clave de humor, aporta frescura. El espectáculo mantiene la tensión durante toda la obra gracias a su rápidas transiciones. Y todo ello a pesar de lo redundante que llega a resultar en algunos momentos el abuso del compás por bulerías, especialmente en la retaíla inicial de cuplés, o el topicazo del mariquita gracioso como recurso humorístico.
A lo largo de las casi dos horas que se extiende el espectáculo, merece la pena destacar momentos sublimes como el taranto que se marca el propio Liñán rematando por tangos, donde deja de manifiesto su exquisita ambivalencia técnica. O el duelo dancístico por abandolaos de Víctor Martín y Daniel Ramos. Todo ello acompañado por la flamencura de la guitarra de Francisco Vinuesa, cuyo toque soporta el peso musical de forma magistral durante toda la obra.
Llegar con el Premio Max del Público 2020 y el Premio de la Crítica del Festival de Jerez 2020 bajo el brazo no cabe duda que es garantía de éxito. De hecho, las entradas para el espectáculo se agotaron varios días antes de la función. No sorprende entonces la gran acogida que tuvo toda la compañía nada más aparecer en el escenario del Gran Teatro. Un calor que los asistentes trasladaron a los artistas rompiendo en aplausos y levantándose de sus butacas en varias ocasiones. La ovación fue especialmente elocuente en el solo del bailaor cordobés Hugo López, que volvió a ser profeta en su tierra.
Para finalizar, como no podía ser de otra manera tratándose del bailaor granadino, hubo barra libre de batas de cola y mantones. Una coreografía que culminó con todo el elenco de bailaores sobre el escenario ya despojados de maquillaje y vestido y un visiblemente emocionado Manuel Liñán rendido al Gran Teatro, que lo despidió de nuevo puesto en pie.