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Lo suyo es el cante por devoción. Y lo hacen guiados por una fe que afila sus gargantas tercio a tercio y un maestro saetero que pule sus voces en cada tono. Es vísperas de Navidad, cierto. Suena la zambomba y faltan más de cuatro meses para que llegue el Jueves Santo. Pero, aún así, flamenco y exaltación religiosa ya se dan la mano estos días en la Escuela de Saetas de Córdoba, que inicia este mes de diciembre el decimocuarto curso desde que fuera fundada por el veterano Francisco Castellón.
En sus clases una veintena de alumnos aprenden la base de la saeta, un género religioso vinculado a la Semana de Pasión que, como otras tantas manifestaciones del folclore popular andaluz, ha sido asimilado por el flamenco con el paso del tiempo. “Ellos son los garantes de que se mantenga viva esta tradición”, apunta el Teniente de Alcalde de Cultura, Juan Miguel Moreno Calderón. Y lo cierto es que iniciativas como esta son uno de los pocos acicates que le quedan a una de las expresiones más características de la Semana Santa de Córdoba.
En la provincia, aún se conserva una importante tradición en localidades como Puente Genil, Cabra, Espejo o Lucena, entre las que destacan estilos como la saeta cordobesa vieja, la cuarteta de Puente Genil o la samaritana de Castro del Rio. Y, en la capital, históricas saeteras como María Zambrano ‘La Talegona’ son referentes de estas viejas letanías venidas a menos en las últimas décadas.
Ahora los alumnos de Francisco Castellón son los encargados de recoger el testigo en unas clases que se celebran cada lunes y martes por la tarde en el Colegio Salesianos de Córdoba. “Siempre comenzamos cuatro meses antes de la Semana de Pasión”, comenta el maestro, que reconoce que “tenemos alumnos de los veinte a los setenta años que vienen de toda la provincia y también de otras como Jaén o Málaga”.
Por seguiriyas, martinetes o carceleras, las saetas de los alumnos de esta escuela pronto volverán a escucharse acompañando en las calles a imágenes como las de las Angustias o el Rescatado. No obstante, el director de la escuela espera reeditar nuevamente el convenio suscrito el año pasado con los comerciantes del casco histórico, un acuerdo gracias al cual volvió a escucharse a los saeteros en los balcones de la Judería.
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