Polémica final del Certamen de Jóvenes Flamencos la que se vivió el pasado viernes noche en Posadas. Y es que lo que a priori se antojaba como una cita vibrante con las jóvenes figuras del flamenco como protagonistas, se convirtió contra todo pronóstico en un esperpéntico espectáculo más propio del teatro de Valle Inclán que de un concurso de jóvenes talentos.
La controversia dio comienzo cuando pasadas las dos de la madrugada y tras casi una hora de intensa deliberación para valorar la actuación de los trece finalistas en las modalidades de cante, baile, guitarra de acompañamiento y guitarra solista, los miembros del jurado – compuesto para la ocasión por los maestros Antonio Fernández Díaz ‘Fosforito’ y Manolo Sanlúcar, el coreógrafo Javier Latorre, el guitarrista Paco Serrano y el flamencólogo Faustino Núñez – sorprendían a los asistentes con un fallo en el que recalcaban el escaso nivel de los finalistas de guitarra de acompañamiento y baile. Tras conocerse que el premio de guitarra de acompañamiento debía quedar desierto y el de baile compartido, la entrega de galardones al resto de ganadores derivó en un sonoro abucheo al jurado y en el enfrentamiento del maestro Manolo Sanlúcar con gran parte del público asistente a la final de un concurso en el que tampoco el jurado demostró estar a la altura de las circunstancias.
Porque si lamentable fue la reacción de los aficionados allí presentes tras conocerse el fallo, faltando el respeto a algunas de las figuras más emblemáticas del mundo del flamenco con pitidos y abucheos, más bochornosa aún resultó la intervención de un genio de la sonanta como Manolo Sanlúcar, que llegó a increpar a quienes no entendían que en un concurso de jóvenes talentos un premio pueda quedar desierto. “No hemos premiado a los guitarristas por respeto a las reglas de la tradición guitarrística”, argumentó el maestro, que remató una de sus vehementes intervenciones espetando a los aficionados que “los miembros del jurado no hemos venido aquí a complacer al público”.
Y lo cierto es que poco o nada cabe discutir sobre una decisión que fue adoptada por unanimidad del jurado, que debe acatarse sin más y que, además, una figura de la maestría y sabiduría de Sanlúcar defendía con tan apasionados argumentos. Pero resulta cuanto menos sorprendente que en un concurso de jóvenes flamencos se juzgue con tanta dureza la actuación de unos finalistas entre los que se encontraban, por citar algunos, un ganador del segundo premio de guitarra del Festival de Las Minas de La Unión y el último ganador de la modalidad de baile del Certamen de Jóvenes Flamencos ‘Desencaja’ de Andalucía. Más si cabe cuando hace apenas un mes, por decisión del jurado de la fase de clasificación, se decidió de forma también unánime ampliar de dos a tres el número de finalistas en guitarra de acompañamiento y baile precisamente por el elevado nivel artístico que los jóvenes habían demostrado en ambas modalidades.
Paradójico y difícil de entender un fallo de este calibre en un concurso de jóvenes aficionados. Aunque sin duda lo peor de este triste fin de fiesta fue que el reconocimiento a los ganadores de este año -Rocío de Dios y José Muñoz, en cante; José Tomás Jiménez, en guitarra de concierto; y Alba González y Clara Gutiérrez, en la modalidad de baile- quedó en un segundo plano, desluciendo un certamen en el que cabe preguntarse si dejar un premio desierto y privar al ganador de diez actuaciones en la provincia de Córdoba es la mejor manera de promocionar la carrera de los jóvenes flamencos.
Ganadores del X Certamen de Jóvenes Flamencos de Córdoba:
Cante: Rocío de Dios y José Muñoz.
Guitarra de Concierto: José Tomás Jiménez.
Guitarra de Acompañamiento: Desierto.
Baile: Alba González y Clara Gutiérrez.