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‘Flamen-Pura’ ha sido la propuesta artística de Niño de Pura para el Festival de la Guitarra. El lunes 10 de julio y en el Gran Teatro el guitarrista sevillano hizo gala de su capacidad para sorprender al público con unos toques sustentados y proyectados desde un impecable dominio técnico, exponiendo sin ambages retos de escalas y picados que fueron su armazón sonoro durante todo el concierto.
Distintos palos se fueron sucediendo con la energía sonora que transmite Niño de Pura, siempre desde la musculatura musical que le define. De ahí que tanto la soleá como las alegrías, farruca, bulerías, fandangos de Huelva…, todo lo que interpretó mantuviera la intensidad que no defrauda pero que también deja incógnitas, es la intensidad artística que en la reflexión del filósofo Walter Benjamín se resumiría en pocas palabras: producto grato al oído, bien valorado pero que en cambio adolece de la templanza/creatividad necesaria para proyectar contenidos musicales que vayan más allá de la fórmula dada.
Siendo Niño de Pura un referente para conocer sin trampantojos el juego técnico y musical del flamenco desde un concreto prisma que no deja a nadie descontento siempre queda la duda de que el guitarrista tiene más proyección de la que se le da, pero partiendo desde otros parámetros sonoros que debe, porque puede, desarrollar y exponer con la densidad artística que atesora.
El guitarrista estuvo bien arropado por Churumbaque al cante, el percusionista Ángel Luque, el bajo eléctrico de Manuel Nieto, la segunda guitarra de Juan María Real y el baile puntual de David Pérez junto a las palmas de María José Álvarez y Pura Naravarro.