Orquesta de Córdoba/Juan Manuel Cañizares: Concierto Mozárabe para guitarra y orquesta.
Cuarteto de Guitarras de Andalucía: Concierto Andaluz para cuatro guitarra de Joaquín Rodrigo.
Director: Carlos Domínguez Nieto.
Gran Teatro. 8 de julio.
Dos años después de que el Festival de la Guitarra echara el telón en su última edición de 2019, la guitarra volvió a ser protagonista en el Gran Teatro. Y lo hizo con la Orquesta de Córdoba actuando de anfitriona en un encuentro con las seis cuerdas que reunió al guitarrista flamenco Juan Manuel Cañizares y al Cuarteto de Guitarras de Andalucía.
La ‘nueva normalidad’ del festival nos dejó la imagen de un escenario con artistas y músicos enmascarados, distancias de seguridad entre butacas y aforos limitados. Pero en el terreno artístico no hubo restricciones y la velada nos brindó un emotivo maridaje musical de la tradición guitarrística española como recuerdo de la jornada inaugural de la cuadragésima edición del festival.
La batuta de Carlos Domínguez Nieto rompió puntualmente el silencio del patio de butacas para dar la entrada a las notas iniciales de Pavana op. 50 de Gabriel Fauré. Esta fue la primera de las dos piezas que la orquesta interpretó en solitario, a la que se sumaría más tarde Pavana para una infanta difunta de Maurice Ravel como interludio entre las dos obras principales de la noche.
La primera de ellas fue ‘Concierto Mozárabe’ del guitarrista Juan Manuel Cañizares, un estreno absoluto que había acaparado la mayor parte de la atención de las jornadas previas. Y la segunda, el ‘Concierto Andaluz para cuatro guitarras y orquesta’, del maestro Joaquín Rodrigo a cargo del Cuarteto Andaluz de Guitarras.
La obra de Cañizares, un encargo del festival al músico catalán, se inspira en el intercambio cultural de las comunidades cristianas, judía, árabe e hispanorromana. Y lo cierto es que este mestizaje de la Córdoba del siglo X se llega a palpar en algunas melodías, donde el influjo musical y tonal de Oriente se entremezcla con la tradición musical occidental.
Fiel a su estilo, Cañizares desplegó una depurada técnica con intervalos de sutiles pulsaciones y ráfagas de picados con aires flamencos. Quedó patente su sintonía con los integrantes de la Orquesta de Córdoba, que, dicho sea de paso, es la única que ha interpretado junto al guitarrista sus tres composiciones para orquesta.
Pero el momento más álgido de la noche llegó con los primeros compases de la obra de Joaquín Rodrigo. Fue entonces cuando el teatro se impregnó de la esencia de la música española, que brotó como un torrente a golpe de bordón de los cuatro guitarristas clásicos. La pasión, el ritmo, la influencia del folclore y el flamenco que inundan esta obra es en síntesis la manera de sentir de un pueblo que ha marcado la historia de la guitarra.
El punto y final llegó con la interpretación de ‘Puerta de Tierra’ de Isaac Albéniz con arreglo para cuatro guitarras de Javier Riba. Otra maravilla del repertorio clásico español que nos dejó con ganas de seguir disfrutando de los nueve días que restan de fiesta con las seis cuerdas.