Un flamenco vestido de etiqueta


Pensarán algunos que no es el más flamenco de los guitarristas. Y tal vez sea así porque su toque no solo araña la piel, sino que acaricia sutilmente el oído. O por la exactitud milimétrica con la que mide los silencios. Seguramente porque es uno de los pocos guitarristas que es capaz de interpretar a los clásicos con alma flamenca y sin desvirtuarlos. O también por el universo musical que atesora su privilegiada mente creadora. Quién sabe, quizá sea porque no se parece a ningún otro…

Puede que no sea el más flamenco de los guitarristas, pero de lo que no cabe duda es de que el pasado sábado asistimos al concierto de uno de los maestros con mayúsculas de la guitarra a nivel mundial. Juan Manuel Cañizares ha sido este año uno de los grandes reclamos del apartado flamenco del Festival de la Guitarra. Un lujo de invitado que no han querido perderse alumnos llegados de países como Estados Unidos, Canadá, Turquía, Irán o Australia que durante la pasada semana participaron en su curso.

Ya sobre el escenario en formato cuarteto, el guitarrista catalán se despedía de la ciudad este fin de semana con uno de los recitales más completos y enriquecedores de los que se recuerdan en las últimas ediciones.

Foto: Miguel Valverde.

Cañizares es de los que piensan que el mundo de la guitarra clásica y el flamenco se retroalimentan. Dos universos que confluyen en su obra y que fueron los pilares de su espectáculo. Durante la primera parte, rememorando al maestro Manuel de Falla con fragmentos de obras como ‘Siete Canciones Populares Españolas’, ‘El sombrero de tres picos’ y ‘La vida breve’.

Magistral la transcripción para guitarra. Inconmensurable su interpretación junto a la deslumbrante segunda guitarra de Juan Carlos Gómez. Y verdaderamente exquisita la puesta en escena con el acompañamiento al baile de Charo Espino y el cordobés Ángel Muñoz.

Foto: Miguel Valverde.

La segunda parte deparó un repertorio estrictamente flamenco, a pesar de que la riqueza armónica de sus composiciones sitúan a este músico en una dimensión diferente. Una originalidad musical que recreó especialmente por alegrías, guajiras y vals y que redondeó con la rumba ‘Cuerdas del alma’, tema que da nombre a su último disco de flamenco.

Foto: Miguel Valverde.

En sus composiciones se atisban trazos impresionistas, hay notas que huelen a jazz y la flamencura se viste de etiqueta. Y es que, en las manos de Cañizares, el flamenco se hace culto y lo clásico tiene duende. El catalán es un referente mundial para oídos avezados y neófitos. Su presentación en formato cuarteto, una propuesta de lo más sugerente.

La prueba de ello es que llenó el auditorio y se despidió haciendo un bis tras recibir una calurosa ovación por parte de un público que acabó rendido a su arte. Solo cabe esperar que no tengan que pasar muchos años para volver a verlo por este festival.

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