El ‘mal fario’ se transformó en luz, por segunda vez ya, en la familia Fernández. Si hace años la Petenera dio suerte al padre, cuando el cantaor sevillano sustituyó a Fosforito cantándola para Manuela Vargas, anoche no hizo sino dar brillo y buen augurio a la hija, Esperanza Fernández, en su regreso al cante jondo.
Sin más, el empezar del espectáculo es una de las estampas más bellas que ha dado esta bienal en los Reales Alcázares. Y de ello tuvo mucha culpa Esperanza, que quiso rendir homenaje a su padre y aVargas iniciando ‘De lo jondo y verdadero’ con este palo maldito. Pero también lo tuvieron las artistas invitadas, una elegante y dulce Rocío Márquez que eriza la piel en cada uno de sus cantes y la desgarradora Ana Morales, que baila desde las entrañas, fina y pasional por igual. Por supuesto, Miguel Ángel Cortés no fue inocente, pues el director musical de este anunciado como Estreno absoluto no solo es uno de los mejores guitarristas del panorama actual, sino que además luce un gusto exquisito en cada una de sus creaciones.
Fue la primera imagen sobre el escenario. Las tres damas de blanco guiadas por el Cortés caballero. Márquez inició la petenera de Curro Fernández, Las calles de Judea, como ella sabe, suave, con su voz ‘vieja’ y dulce. La onubense acarició el cante. Esperanza lo sacudió y lloró. Y perdónenme, porque la elegancia con la que Ana Morales movió la bata de cola y mantón, a lo Manuela Vargas, no la sé transmitir.
La representación encogió el pecho a todo el público nada más comenzar. Quizás el arranque ya hizo esperar más de lo que sucedió durante el recital. Esto es como aquella película en la que los cinco minutos primeros son tan buenos que son insuperables y decepciona el final. Pero, en ‘De lo jondo y verdadero’ el final no decepcionó, pues Fernández lo acabó con tanta emoción como lo inició. Eso sí, hubo altibajos. Si bien es cierto que el programa no tenía nada de original, pues el homenaje a cantaores y palos de la historia del flamenco relegados al olvido es muy frecuente en los últimos tiempos, hay que destacar el buen gusto del guión y la acertada elección de todo el elenco. En este sentido, los rescatados fueron Tomás Pavón, La Perla de Cádiz, Antonio Chacón, Pepe Marchena, el Cojo de Málaga y los citados Curro Fernández y Manuela Vargas, entre otros. Rescatados con mayor o menor acierto, según qué palo, pero ninguno fuera de lugar.
Así, Esperanza Fernández pasó por soleá de Triana y caña, murciana y cartagenera, alegrías y bulerías de Cádiz, guajira y milonga, tangos, seguiriya, serrana y bulerías, y como era de esperar destacó en alegrías, tangos y bulerías, decepcionando en la seguiriya, donde ella no suele defraudar.
Para las alegrías y bulerías de Cádiz contó con la percusión y palmas de su hermano, José Fernández, y de Jorge Pérez, “El cubano”, además de las palmas y coros de “Los Mellis”. No faltó duende y pellizco gitano en este palo, en el que Miguel Ángel Cortés estuvo sensacional, pese a que el sudor de las manos le jugara una mala pasada para mantener la guitarra. Extendió su magnífica noche en el solo ‘Aljibe de madera’.
El repertorio continuó con guajira y milonga. Antes de salir a cantarlas, en la escalera del escenario, Esperanza Fernández se persignó dos veces y tocó el suelo. Sabía que no eran cantes fáciles para ella y a quien tenía enfrente. Después, la propia Fernández reconoció que se le había ido la voz en la guajira, un cante que Rocío Márquez hace tan bonito y dulce, tan marchenero, que parecieron el yin y el yan, vocal y estéticamente.
Tampoco brilló con seguiriya y serrana, con la que sí lo hizo Ana Morales, que bailó con traje de pantalón y chalequillo torero, a lo Carmen Amaya. Fue inevitable recordarla viendo bailar a Morales, así como disfrutar de aires galvaneros en ella.
Con todo, ‘La Fernández’ se pudo desquitar con los tangos y las bulerías “A la Paquera”, que cantó como es ella, gitana, con gracia, de pie y bailando, cantando al público, recordándole quién es…Y continuó con lo gitano, para emocionar, y emocionarse, con su frecuente Gelem, Gelem, a capella, en homenaje a su raza. Porque si algo es ella es muy gitana. Y los gitanos lo saben. La gitana de una casta para la que la petenera ha dejado de ser un palo maldito.
‘De lo jondo y verdadero’. Real Alcázar de Sevilla. ‘De lo jondo y verdadero’ Voz: Esperanza Fernández. Dirección musical, arreglos y guitarra: Miguel Ángel Cortés. Percusión y palmas: Jorge Pérez “El cubano” y José Fernández. Coros y palmas: “Los Mellis”. Artistas invitadas: Ana Morales (baile) y Rocío Márquez (cante).