La magia del jazz y el duende del flamenco hicieron vibrar la noche del pasado domingo a quienes asistieron al espectáculo Cu4tro, que reunió en el escenario del Gran Teatro de Córdoba a la cantaora Carmen Linares y al genial trío formado por Carles Benavent, Jorge Pargo y Tino Di Geraldo. Cuatro ases de la música que han marcado una época en sus respectivos géneros y que confluyeron en el Festival de la Guitarra de Córdoba para poner en un pedestal ese mestizaje musical al que se ha etiquetado como flamenco jazz.
Con tanto talento sobre las tablas y una selección de temas bien conocidos por el gran público que incluían obras de Enrique Morente, Paco de Lucía, Camarón o Manolo Sanlúcar, era difícil que la cosa pudiera salir mal. Al golpe del bajo eléctrico se sumaban los requiebros rítmicos de la batería, que, junto a los primeros dibujos melódicos que brotaban de la flauta de Jorge Pardo, servían para que la dama del cante templase su metal en unas letras por fandangos naturales que finalmente remató por Huelva.
Fue la primera de la larga serie de travesuras musicales que “estos bicharracos”, como la propia Carmen Linares los definió, tenían preparadas para éxtasis de todo el personal. Un derroche de improvisación, imaginación y virtuosismo sin límites que dejó momentos espectaculares como la bulería Maid Marian o la versión del Soy Gitano de Camarón, con el saxo de Pardo cantando sobre el colchón rítmico que le brindaban la batería de Di Geraldo y el bajo de Benavent, que terminó el tema señalando al cielo en recuerdo al genial cantaor de la Isla de San Fernando.
El homenaje al cantaor gaditano también incluyó una taranta y cartagenera, dos palos donde Carmen Linares tuvo todo el protagonismo y demostró que sigue siendo una maestra. Fue el único momento de la actuación en el que se sentó y, junto a la guitarra de Salvador Gutiérrez y la flauta de Pardo, se adentró en los sonidos oscuros que requiere este cante dejando de manifiesto que, a sus 73 años, su voz sigue doliendo cuando toca arremangarse para cantar por derecho.
El baile de Pepe Torres también fue otro de los grandes alicientes de la noche. Especialmente brillante estuvo en su intervención por seguiriyas, donde con un baile sobrio y flamenquísimo puso patas arriba el patio de butacas. Fue el anticipo del final del espectáculo, que terminó con el hit por tangos Solo quiero caminar que Benavent y Pardo habían interpretado cuarenta años atrás junto al mítico Sexteto de Paco de Lucía.
Como no podía ser de otra manera, hubo bis por bulerías y, si hubiera dependido del público, seguramente el concierto no habría terminado nunca. Porque cuando cuatro genios de este calibre se encuentran en el escenario, uno lo que quiere es detener el tiempo para que no acabe nunca la magia de la música.