Las Caballerizas Reales de Córdoba se ubican junto al Alcázar de los Reyes Cristianos y son la puerta de entrada al popular barrio de San Basilio, donde se localizan algunas de las casas-patio cordobesas con más encanto. El edificio es considerado la cuna del caballo de pura raza española (o caballo andaluz) y fue mandado construir por el rey Felipe II en el año 1570, quien dejó patente con esta obra militar su gran afición por el mundo de los caballos y la equitación.
La intención del monarca era habilitar unas instalaciones que permitieran la cría de caballos y la búsqueda de una raza más esbelta y estilizada, más propia para la equitación, bien diferente a la robustez que distinguían a los equinos de la época. Es en las Caballerizas Reales de Córdoba donde comienzan a realizarse los primeros cruces de caballos y yeguas, ensayos que posteriormente dieron lugar al caballo de pura raza española.
El edificio de las cuadras en la planta baja es uno de los principales elementos de las Caballerizas Reales. No obstante, otros elementos de interés son el Picadero, el Torreón de la Muralla así como el espacio libre de los jardines. Aunque su edificación está fechada en el siglo XVI, las Caballerizas Reales han sufrido varias rehabilitaciones, entre las cuales destacan la llevada a cabo en el reinado de Carlos III tras originarse un gran incendio en ellas.
Al tratarse de una edificación militar Caballerizas Reales hoy alberga el VII depósito de sementales, aunque sus usos se han diversificado en gran medida. Sus instalaciones albergan conciertos de flamenco (uno de los últimos en actuar allí fue el gran Maestro Enrique Morente), aunque su uso principal está reservado a demostraciones ecuestres. Durante los meses de verano, tiene lugar en sus instalaciones uno de los espectáculos más interesantes que ofrece la programción cultural de la ciudad: el espectáculo PASIÓN Y DUENDE DEL CABALLO ANDALUZ, donde se muestran ejercicios de doma con un particular colofón: el baile de un caballo junto a una bailaora flamenca.