Desde que Luis de Córdoba (Posadas, 1950) tomó las riendas de la Cátedra de Flamencología de Córdoba hace tres años, el cantaor compagina su vida artística con la docencia, un terreno en el que se siente a gusto y recompensado. A solo unos días de la inauguración del nuevo curso, el ‘maestro’ adelanta la programación de la Cátedra, que este año contará como platos fuertes con la presencia de ‘Fosforito’ y el poeta Pablo García Baena en el acto inaugural del próximo día 2 de noviembre; la tradicional Gala de Navidad en el Gran Teatro con las actuaciones de Arcángel, el bailaor cordobés Dani Navarro y el guitarrista Javier Conde, así como dos homenajes a dos de las personalidades que más han contribuido a la exaltación del flamenco en Córdoba: Agustín Gómez, en reconocimiento a su anterior labor en la dirección de la Cátedra, y Curro de Utrera, por su enriquecimiento de los cantes de Córdoba.
– ¿El flamenco se puede estudiar como quien cursa una carrera o hay que ‘mamarlo’?
– No creo que necesariamente uno tenga que venir de una familia de tradición flamenca para poder cantar, bailar o tocar la guitarra. Lo que sí es necesario es vivir el ambiente flamenco, porque si no se respira flamenco no se llegará nunca a sintonizar con él y mucho menos se podrá uno dedicar a esto. En una Cátedra su puede estudiar la historia del flamenco, sus intérpretes, se puede aprender a distinguir unos palos de otros, se pueden aprender los compases… El flamenco se puede aprender y todo el que se dedica al flamenco lo ha aprendido académicamente, en la familia, en la calle o escuchando a unos y a otros.
– ¿Qué viene aportando una institución como la Universidad al mundo del flamenco?
– La Universidad de Córdoba lo que está haciendo es dedicar un espacio a un arte que considera que es parte importantísima de nuestra tradición y nuestra cultura. Es una labor social y cultural muy importante. Más aún en una ciudad como Córdoba, que tradicionalmente se ha distinguido por su afición al flamenco. La respuesta de la sociedad cordobesa a la Cátedra de Flamencología ha sido magnifica y creo que esto se debe a que había un caldo de cultivo anterior a la Cátedra que ha hecho que la gente le haya prestado atención. Además, al estar integrada en la institución universitaria, la cátedra ha llegado a otros ámbitos de la sociedad que antes no estaban vinculados al flamenco.
– ¿Qué contenidos se abordarán en el programa del presente curso?
– La programación de este año es completamente distinta a la de años anteriores, porque cada curso renovamos el contenido. Mantenemos el formato de módulos, que este año estará compuesto por tres. El primero de ellos, que hemos llamado De Sevilla, Jerez y Cádiz, ofrecerá una panorámica de los cantes de esta zona prestando especialmente atención a las siguiriyas y a los cantes eminentemente gaditanos. El segundo módulo se denomina Retablo Flamenco, en el que algunos de los principales estudiosos y personalidades del mundo flamenco van a tratar temas como la historia y la evolución de la guitarra flamenca del siglo XVI a Ramón Montoya, la genética del cante flamenco, la estética flamenca, los cantes de Triana o el universo de los Fandangos de Huelva. Y el tercer módulo consiste en una serie de siete recitales en vivo que son comentados en el aula al hilo de lo que el cantaor va interpretando en ese momento.
– ¿Cuál es el perfil de los alumnos de la Cátedra de Flamencología?
– El perfil de nuestro alumnado es muy variado. Tenemos profesores de universidad, alumnos de la UCO, médicos, maestros, peñistas, cantaores, guitarristas, aficionados de la calle, amas de casa… Y, además, de muchas edades diferentes, que van desde los veinte años hasta jubilados. A día de hoy, la matriculaciones van por encima de las del año pasado, en el que conseguimos doscientos alumnos.
– Usted es autor del libro ‘El flamenco tradición y libertad,’ ¿hacia dónde va el flamenco de hoy?
– Eso no es fácil de precedir. El flamenco irá donde lo lleven los artistas, porque es lo que ha ocurrido siempre. El flamenco lo han hecho, lo hacen y lo harán los artistas y será lo que quieran y puedan hacer que sea. En ese sentido, no podemos predecir lo que va a ser del flamenco. Sabemos las épocas que ha vivido el flamenco, los altibajos que ha sufrido y sabemos los movimientos que ha habido en el pasado, pero es muy difícil aventurarse a decir lo que va a pasar con él.
¿Cree que se está desvirtuando el flamenco al abrirse al gran público?
– Lo que está ocurriendo es que se está tratando el flamenco de una manera diferente a como se ha venido haciendo tradicionalmente. Se han introducido una serie de arreglos, de instrumentaciones y de composiciones que hay que enjuiciar en sí mismas. Porque, hoy en día, todo se promociona como flamenco o nuevo flamenco y no todo lo que se promociona como flamenco lo es en realidad. Hay que distinguir el nuevo flamenco del tradicional y ver el valor que cada uno tiene en sí mismo. Creo que esto es algo fundamental para observar el flamenco en la actualidad. Todo lo novedoso suele chocar de entrada, porque rompe los esquemas tradicionales. Creo que el flamenco tradicional puede convivir perfectamente con el tradicional, como sucede en estos momentos, y el aficionado se puede quedar con la tradición, con lo moderno o con los dos estilos.
– Y en Córdoba, ¿por qué momento pasa el flamenco?
– Creo que estamos en un momento espléndido. En la guitarra, tenemos a Vicente Amigo, que es una estrella del flamenco, y otros como Manuel Silveria o Antonio de Patrocinio Hijo. En el cante, tenemos a ‘El Pele‘, que se encuentra en uno de sus mejores momentos. Todavía tenemos a ‘Fosforito’, que es una leyenda viva y Llave de Oro del Cante entre otras muchas distinciones. Y en el baile a Javier Latorre, que aunque no es de aquí se siente cordobés, o a Joaquín Cortés, por citar figuras de primer nivel.
– ¿Qué obstáculos se encuentran para llegar a ser figuras los artistas que empiezan en este mundo?
– Es un mundo difícil y la promoción juega un papel importante, pero creo que para llegar a la élite hay que estar por encima del resto. Y eso no todo el mundo lo tiene, aunque uno crea tenerlo. También se da el caso de gente muy buena que no tiene la acogida del público que se merece. La dificultad está en formarse de acuerdo con las cualidades de uno mismo. Hay que conocer cuales son las virtudes que uno tiene y cultivarlas de una manera adecuada. Y el resultado de ese trabajo debe ser excelente y tiene que gustar al público para llegar a ser una figura del flamenco.
– ¿Qué le diría a quienes piensan que el flamenco es algo difícil de entender?
– El flamenco es un arte y hay que sintonizar con él. Lo que ocurre es que no todo el mundo sintoniza con el flamenco, al igual que sucede con otras disciplinas como la pintura o la música clásica. De esta sintonía se debe pasar a un interés por conocerlo e informarse, porque solo así se puede llegar a entender el flamenco. Es verdad que siempre se han dicho cosas como que el cante flamenco es muy difícil… ¿Difícil por qué? Difícil es todo en este mundo. La riqueza del flamenco es muy grande pero llegar a conocerlo en profundidad solo depende del interés que tenga cada uno, no de su dificultad en sí misma.
– ¿Cuál es su mayor satisfacción cuando finaliza un nuevo curso?
– La respuesta de los alumnos y sus felicitaciones al final de cada clase. En mi caso, puedo decir que merece la pena todo el esfuerzo y el trabajo que conlleva la organización de la cátedra solo por ver la reacción tan positiva que tienen los alumnos.