Manuel Moreno Maya 'El Pele', en uno de los momentos de su espectáculo 'Mapa Mundi'. Foto: M. Valverde.
Manuel Moreno Maya 'El Pele', en uno de los momentos de su espectáculo 'Mapa Mundi'. Foto: M. Valverde.

El ‘Rolling Stone’ del flamenco

Manuel Moreno Maya ‘El Pele’. Mapa Mundi. Guitarras: Dani de Morón, Niño Seve y Salvador Gutiérrez. Chelo: Fernando Jurado y Juan Carlos Toribio. Percusión: Paquito González. Palmas: Torombo y Bobote. Baile (artista invitada): Pastora Galván. Dirección Musical: José Manuel Évora.

Texto: A. Higuera.
Fotos: M. Valverde.

Desde los martinetes con los que dio comienzo su actuación hasta la seguiriya con la que se despidió del público, El Pele nos mostró su cara más sofisticada en un recital donde las sillas de enea fueron sustituidas por plataformas metálicas, luces cenitales y proyecciones audiovisuales.

Unas tablas en las que el cantaor se movió como lo haría un Rolling Stone -con tres cambios de vestuario incluidos-, alternando con cada uno de los músicos que iban apareciendo en escena y haciendo vibrar con su vigorosa voz a un patio de butacas que ya tenía metido en el bolsillo antes de salir de casa.

Lo puso de manifiesto el pasado sábado, en el Gran Teatro de Córdoba, con motivo del XXII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba. En esta ocasión con ‘Mapa Mundi’, un espectáculo que lleva el sello del compositor y productor José Miguel Évora, hermano menor del guitarrista Manolo Sanlúcar, en el que Manuel Moreno Maya recorrió algunos de los cantes y letras que lo han encumbrado a lo largo de su carrera.

Rodeado por un trío de ases a la guitarra formado por Dani de Morón, Niño Seve y Salvador Gutiérrez, la colaboración al baile de Pastora Galván, y las palmas y compás de Torombo y Bobote, el espectáculo estaba asegurado. Con el aval que confiere esta compañía, se prodigó por taranta, malagueñas, alegrías y vidalita recordando también algunas de las letras por bulerías del disco ‘Canto’ que dejó para la posteridad junto al guitarrista Vicente Amigo.

De menos a más en su interpretación y con las cualidades vocales intactas, el momento álgido de la noche llegó en la parte final del espectáculo, cuando se templó por soleares junto a la guitarra de Dani de Morón. Arropado por el toque del sevillano, El Pele se revolvió en sus entrañas como solo él sabe hacerlo cuando canta por soleá logrando poner en vilo el teatro con los primeros ayeos.

Después del éxtasis vivido quiso despedirse por seguiriyas, otro de los cantes que duelen, esta vez con todo el elenco al completo en el escenario – incluidos los chelos de Juan Carlos Toribio y Fernando Jurado y la percusión de Paquito González – y el baile racial del que siempre hace gala la sevillana Pastora Galván.

Visto lo visto, el cante de El Pele, tan personal y lleno de matices, resiste el péndulo del tiempo hasta el punto de seguir siendo una de las voces más frescas del cante jondo actual. Un artista referente para las nuevas generaciones. Un maestro de maestros al que todavía le queda cuerda para rato.

Fotos: Miguel Valverde. 

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