Texto: Francisco Martínez. / Foto: Toni Blanco.
La gran ovación con la que fue despedida Mayte Martín por el público que casi llenó el Gran Teatro de Córdoba el pasado viernes 2 de marzo, fue el evidente síntoma del éxito cosechado por la cantaora, junto al guitarra Juan Ramón Caro.
Su propuesta de Flamenco clásico incluida en la programación de Flamenco viene del Sur no defraudó a nadie. Vicente Amigo me comentaba al concluir el recital que había sido una delicia. El repertorio de Mayte Martín sirvió para estimar y disfrutar de un flamenco elegante y añejo al mismo tiempo, pero proyectado con innata personalidad, la que hace posible la intemporalidad de unos cantes formulados en casi su totalidad por maestros de otras épocas.
La cantaora conjugó conocimiento, pulida técnica y exquisito paladar para exponer cada palo con sensibilidad y buen gusto, también mimo expresivo, cualidades artísticas que no anularon otras como el desparpajo y el oportuno pellizco de agresividad en el momento adecuado, cuando así lo demanda el cante.
La presentación por granaínas ya hizo augurar una redonda noche de cante para el deleite, algo de agradecer en un tiempo de abruptos flamencos que llegan a saturar y distorsionar el oído. Las malagueñas con remate de fandango y verdial lucentina junto al fandango de Granada solo hicieron reafirmar en Mayte Martín su condición de suprema cantaora que no descuida ni el más mínimo matiz que pueda dar consistencia a cada cante.
Las seguiriyas estuvieron en su justo punto de ebullición, siendo rematadas hermosamente con la barroca cabal de El Pena. La cantaora continuó cautivando al público con una variada tanda de fandangos de Huelva, en la que no faltaron los estilos de Paco Isidro, Rengel, los locales de Calaña, sin olvidarse de los versos de Yerma, en esquema de rondeña, que recreara con brillantez Enrique Morente.
A gusto, sintiéndose arropada por la afición, Mayte Martín también cantó cantiñas para el jugueteo del compás; nostálgicas guajiras de Marchena y Valderrama puestas al día; bulerías en las que se decantó por populares coplas y adaptaciones, como el romance a Carmen Amaya y la reina Mercedes, no sin antes recordar certeramente a Manolito de María, haciendo valer su maestría cantando boleros el inolvidable «Un compromiso» que popularizó Machín.
En todo momento Juan Ramón Caro acompañando con la eficacia de quien disfruta a la par del cante, de ahí sus perfiladas falsetas en perfecto engranaje y sensibilidad con lo dictado por la cantaora.
El recital había pasado como un halo de brisa fresca en primavera y el público quiso más. Mayte Martín volvió a aparecer en el escenario junto a su guitarrista para cantar en aire de bulerías «Ten cuidado» de Rafael de León y el maestro Solano.
De nuevo el público en pie aplaudiendo durante varios minutos a una cantaora que en cada comparecencia artística hace posible el milagro de seguir degustando con gozo flamenco de calidad, reconfortando a todos los que la escuchan.