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La fotografía es un arte que cuando se funde con lo jondo alcanza cotas sublimes. Y, a día de hoy, no es posible hablar de fotografía flamenca sin citar a nuestro compañero Toni Blanco (Mataró, 1955). La dedicación y el duende que este fotoperiodista esconde en el objetivo de su Nikkon le han hecho valedor de numerosos reconocimientos a su labor en favor de la difusión y divulgación del flamenco. Entre ellos, el Primer Premio del Salón Internacional de Fotografía Flamenca de la Cátedra de Flamencología de Jerez en 2009 o más recientemente el Potro de Plata 2012 de la Federación de Peñas Cordobesas en agradecimiento a su labor de difusión de la actividad peñística en Diario Córdoba.
Aficionado hasta la médula e infatigable buscador del detalle que conmueve el ojo humano, Toni Blanco ha paseado su cámara por las principales citas flamencas del país y ha expuesto su obra en eventos como la Bienal de Sevilla o la Noche Blanca de Córdoba. Esta semana puede verse una pequeña muestra de su trabajo en la II Semana Flamenca de Puente Genil, que acoge la colección ‘Expresando el Flamenco Pontanés’ hasta el 26 de julio en la Sala Matallana. Una exposición de veinticuatro instantáneas en blanco y negro que recogen algunos de los momentos más magia del ambiente flamenco pontanés.
– Esta semana expone en Puente Genil ‘Expresando el Flamenco Pontanés’, ¿puede hablarnos de esta nueva muestra fotográfica?
– La colección que presento en esta ocasión se compone de veinticuatro fotografías en blanco y negro que recogen momentos del Festival de Puente Genil y otra serie de actos que han tenido lugar en la localidad en los últimos años. Aunque me baso fundamentalmente en la figura de Fosforito, también aparecen en esta muestra artistas locales como David Pino o Julián Estrada, personajes que han pasado por el festival como Luis de Córdoba, Aurora Vargas o Antonio Reyes y algunos aficionados del pueblo.
– ¿Qué momentos del Festival de Cante Grande ‘Fosforito’ recuerda especialmente?
– Desde un primer momento, me he sentido muy vinculado a la gente de Puente Genil. Tengo muchas vivencias allí, porque hay una gran afición y siempre tiene uno la oportunidad de coincidir con personajes como Curro de Utrera, José Valencia, Rafael de Utrera… Para mí es un día de convivencia con los amigos que dedico a escuchar, comer, beber y volver a escuchar.
«La expresión de los artistas es diferente cuando tienen a solo unos metros a los aficionados»
– De los que ya no están, ¿a qué artista le hubiera gustado tener frente a su objetivo?
– A veces lo he pensado… Me hubiera gustado poder fotografiar a Antonio Núñez ‘El Chocolate’. Primero por su forma de cantar, que siempre me ha impresionado, y en segundo lugar por su fisionomía.
– ¿Como fotógrafo qué le sugiere más el formato festivalero o el recogimiento del flamenco en una peña?
– Para escuchar flamenco lo que más me gusta es la peña, pero para fotografiar prefiero el formato de teatros y festivales. En las peñas me gusta captar el ambiente que rodea al artista, la cercanía del público… La expresión de los artistas es diferente cuando tienen a solo unos metros a los aficionados y eso es una cosa que valoro mucho.
– ¿A qué cree que se debe el hecho de que las nuevas generaciones no se sientan tan vinculadas a las peñas?
– Es un tema complicado. Hay muchas peñas que tienen una actitud muy positiva con los jóvenes y otras que no tienen ninguna consideración hacia ellos. Por ejemplo, en la Peña El Mirabrás de Fernán Núñez, los jóvenes son muy bien recibidos y los artistas que están empezando siempre cuentan con oportunidades para actuar. Sin embargo, otras peñas solamente se acuerdan de los jóvenes para que les alegren la noche una vez que ha actuado el cantaor o cantaora principal. Creo que esta actitud debe cambiar.
«Creo que tenemos más cantera en guitarra y baile que en cante»
– ¿Cómo valora el nivel de la cantera cordobesa?
– Creo que tenemos más cantera en guitarra y baile que en cante. Hay muchos jóvenes que están subiendo con mucha fuerza en la faceta de baile y guitarra, pero el cante lo veo más justo en relación al resto de disciplinas. Lo que sí he comprobado es que hay pocos presidentes de peñas que se interesen por conocer a los jóvenes que están saliendo de todos esos concursos para noveles.
– ¿El flamenco en Córdoba goza de buena salud en lo que se refiere a variedad y calidad artística de la programación?
– Los recitales que se programan en las peñas son muy repetitivos. Vemos a la misma gente cada dos o tres semanas en distintas peñas, por eso creo que debería innovarse más. Más aún cuando hay muchos y muy buenos artistas en otras provincias que no han pasado nunca por Córdoba. En mi opinión, esto se debe al desconocimiento de los peñistas, que son los que programan estos recitales.
– Si tenemos una programación consolidada en las peñas y citas tan relevantes como la Noche Blanca del Flamenco, el Festival de la Guitarra o el Concurso Nacional, ¿por qué entonces Córdoba no cuenta con el reconocimiento de otras ciudades como Sevilla o Jerez?
– Córdoba tiene muchos y buenos artistas, pero son pocos los que despuntan. Quizá esto se deba en parte a la dejadez del propio artista. Sin embargo, creo que esta dinámica está cambiando entre los más jóvenes, porque cada vez son más los que se esfuerzan para presentar nuevos proyectos. Hay que dar un poco de tiempo a esta nueva hornada flamenca porque tiene un buen futuro por delante.
– ¿Qué valoración hace de la última Noche Blanca del Flamenco?
– Lo primero que hay que reconocer es que es una de las iniciativas que más han proyectado el flamenco de Córdoba de puertas afuera. Los espectáculos que más disfruté en esta última edición fueron el Homenaje a Antonio Mondéjar y el baile de los niños y niñas del Conservatorio de Danza en el Compás de San Francisco. La gente quiere ver esa noche fiesta, por eso creo que es un error programar en la Noche Blanca espectáculos serios. Además, se ha echado en falta este año una primera figura del baile.
«No entiendo que la Junta subvencione iniciativas extranjeras antes que colaborar con el Concurso Nacional de Córdoba»
Este año se celebra una nueva edición del Concurso Nacional, ¿cree que se logrará el objetivo de relanzar el certamen?
– Si el Festival de Las Minas de La Unión solamente contara con el concurso, creo que no iría nadie. Lo que ocurre es que allí programan una serie de actuaciones paralelas donde van lo mejor de lo mejor del flamenco. Además, trabajan muy bien la comunicación a nivel nacional e internacional. A la fecha en la que nos encontramos aún desconocemos la programación paralela del Concurso Nacional de Arte Flamenco, por eso seguramente se trate de otra edición poco mediática.
– ¿Qué opina entonces del papel que juegan las administraciones públicas en la promoción del flamenco?
– Es un tema muy complicado que no acabo de comprender. La Junta está promocionando festivales fuera de España y lo que no entiendo es que se subvencione iniciativas extranjeras antes que colaborar económicamente con el Concurso Nacional de Córdoba. Creo que se deberían repartir mejor estas subvenciones entre las peñas flamencas y los festivales de Andalucía, que están en una situación muy precaria y al borde de desaparecer. Un ejemplo de esta situación la podemos ver en la Cata de Montilla, que se celebra en agosto y aún no se sabe si se va a poder realizar debido a la falta de presupuesto.
– ¿El flamenco gratis está haciendo daño al resto de espectáculos que se programan en Córdoba?
– Por supuesto. Yo soy partidario de que se cobre entrada en todos los espectáculos, aunque en algunos de ellos sea meramente simbólica. Lo que no es de recibo es que todo sea por la ‘patilla’ y que un espectáculo sea hoy gratis y al día siguiente en otro sitio cueste 30 euros.
