La celebración de los festivales de flamenco trasciende la esfera puramente artística, ya que tradicionalmente se han concebido como una noche de convivencia entre vecinos y aficionados. Se disfruta del cante al aire libre hasta bien entrada de la madrugada, pero también de la comida y las bebidas espirituosas en compañía de familiares y amigos.
En el caso de Córdoba, a pesar de las dificultades económicas para mantener y promover iniciativas de este calado -muchos de los festivales de Andalucía han ido desapareciendo con el tiempo debido a la falta de apoyos económicos-, lo cierto es que aún perduran más de treinta festivales en toda la provincia, los cuales acaparan gran parte de la programación durante los meses estivales.