El ecuador de la programación paralela del XXIII Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba nos brindó la oportunidad de reencontrarnos en el Gran Teatro con uno de los guitarristas más brillantes que ha dado Córdoba en los últimos años. Una noche con la guitarra de Niño Seve, en esta ocasión protagonista por derecho del espectáculo, a cuenta de la presentación en directo de su primer álbum discográfico ‘Luna de la Judería’.
Un trabajo que, como él mismo ha reconocido públicamente, se ha dilatado en exceso en el tiempo. Quizá en parte debido al propio devenir que ha ido experimentado su trayectoria artística en estos últimos años. Y es que Niño Seve, a pesar de atesorar todas las cualidades para ser un guitarrista de concierto y de haber logrado todos los grandes premios de guitarra flamenca a nivel nacional, centra desde hace años su actividad en la faceta de acompañamiento al cante y al baile junto a artistas de la talla de El Pele, Duquende o El Farru, por citar solo algunos de ellos. Una dinámica que le ha revalorizado como tocaor acompañante a la par que le mantiene distanciado de su sueño de convertirse en guitarrista de concierto.
Bañado en la cálida luz cenital, se presentó con un toque por tarantas para continuar su concierto interpretando los temas incluidos en su nuevo disco, donde encontramos tanguillos, alegrías, bulerías, bolero, rondeña, seguiriyas, zapateado y soleá por bulerías. Un repertorio para el que contó con la colaboración de su elenco habitual, destacando especialmente los hermanos Plantón, flamenquísimos en las voces y palmas, la musicalidad del piano de Juan Antonio Sánchez y el baile racial de Manuel Jiménez en la soleá por bulerías.
Casi dos horas de concierto en las que el guitarrista cordobés volvió a dar muestra de un exuberante virtuosismo con un sinfín de picados imposibles, arzapúas desgarradores y arpegios con los que recorría un mástil que parecía quedarse sin trastes en sus vertiginosas digitaciones. Todo un derroche de técnica que sin lugar a dudas le hace ser un guitarrista único en su género, pero que en algunos momentos también llega a convertirse en su talón de Aquiles. Especialmente cuando ese virtuosismo resta coherencia y vuelve farragosos algunos fragmentos de sus composiciones.
Como no podía ser de otra manera, el cierre del concierto llegó por bulerías y un bis en el que interpretó junto a todo el elenco la rumba ‘Luna de la Judería’, el single de un disco con el que Niño Seve se reivindica en su faceta de solista.