María Pagés.

María Pagés hace realidad su ‘Utopía’

No es habitual que espectáculos de flamenco cuelguen el cartel de no hay entradas en Córdoba. Claro que tampoco lo es que pisen las tablas artistas de la talla que estos días están pasando por el Festival de la Guitarra. La última de ellas fue María Pagés la noche del pasado lunes con su espectáculo ‘Utopía’. Y nuevamente hubo lleno a rebosar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Esta vez la cita tocaba en el Gran Teatro, donde la bailaora sevillana se encargó de reivindicar con su última obra el potencial integrador que atesora el flamenco para contar historias, remover conciencias, dialogar con otras artes y lanzar un mensaje unívoco empleando para ello toda clase de elementos propios y extraños.

Desde el prólogo con música brasileña hasta el cierre por alegrías con el que se despide en escena la bailaora, se suceden los poemas de grandes de la literatura como Benedetti, Baudelaire, Machado o Neruda entonados en las voces flamencas de Ana Ramón y Juan de Mairena. Letras que hablan de solidaridad, de la crudeza del exilio, de la fugacidad de la vida, del deseo y el anhelo se tejen en escena con unas magistrales coreografías en las que se atisban diferentes escuelas y estilos entre la veta del flamenco más puro.

Foto: Miguel Valverde.

‘Utopía’ es, sin duda, de uno de los proyectos más reconocidos de la coreógrafa sevillana. Su admiración por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer fue el leitmotiv que dio comienzo a todo y la trascendencia de la obra ha alcanzado tal magnitud que la bailaora no ha escatimado en explicar todo el proceso de creación en un libro que ha titulado ‘Utopía del buen lugar’ en una clara acotación de su significado etimológico.

Foto: Miguel Valverde.

Habrá quien piense que puede resultar presuntuoso abordar una obra con tamaña carga filosófica. Y tal vez así sea. Aunque lo milagroso de todo este asunto es que el mensaje llega a conmover al espectador. Porque lo cierto es que Pagés logra con esta obra cumplir la utopía con la que sueña todo creador: hacer realidad un mundo mejor.

Foto: Miguel Valverde.

Y para llegar a ese buen lugar, Pagés recurre a una puesta en escena como solista que intercala con el resto de su compañía durante toda la obra. Un baile en el que zapatea por farruca al compás del fabuloso violín de David Moñiz. Que atraviesa en silencio el paisaje de formas curvilíneas con las que rememora los dibujos abocetados del arquitecto brasileño. Que juguetea con el abanico y se engrandece con la bata de cola. Un baile que discurre por alegrías, soleá, granadina, guajiras, alegrías, a ritmo de samba…

En definitiva, un baile impregnado por la frescura y la lucidez que transmite una de las creadoras más originales de la escena flamenca actual.

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