Miguel Poveda lo canta todo. Flamenco, copla y lo que se le ponga por delante. Lo volvió a demostrar el jueves pasado en el Teatro La Axerquía, donde puso el broche de oro al apartado de flamenco del Festival de la Guitarra de Córdoba.
Lo mismo se rompe la camisa cantando por derecho que levanta pasiones entonando ‘Tres puñales’. Es lo que podríamos llamar una superestrella del cante. El último gran seductor de la canción andaluza y la copla. Es el quejío vestido de lentejuelas. Y uno de los pocos artistas del género que es capaz de meter a más de 2.000 personas en un teatro.
El catalán volvía a Córdoba con un repertorio variado, aunque muy similar al de cuando hace dos años estuvo de nuevo en el Festival de la Guitarra. Abrió su concierto recordando a los grandes poetas Miguel Hernández y Federico García Lorca, una fórmula con la que tanto éxito ha cosechado.
También hubo tiempo para que entrase en faena cantando por derecho. Pero si hay un género con el que realmente levanta pasiones, ése es la copla. Y, como era de esperar, los clásicos de los maestros Rafael de León, Quiroga y Quintero fueron los triunfadores de la noche.
Catalogar a Miguel Poveda únicamente como cantaor flamenco sería una temeridad hoy día. Si así fuera, difícilmente atraería tanto público a sus conciertos. La realidad es que sus cualidades técnicas y su faceta interpretativa, unidas a sus inquietudes musicales, han ampliado el registro de un artista que parece poder con todo. En la parte de flamenco se arrancó por alegrías, rebosó jondura por malagueñas y soleá y continuó con tientos un paseo que terminó por tangos de Triana.
Mostró sus respetos al maestro Manuel Moreno Maya ‘El Pele’ y a Vicente Amigo dedicándoles unas emotivas palabras. Y cerró su actuación más flamenca interpretando con un gusto exquisito el tema ‘Todo es de color’ de los trianeros Lole y Manuel.
Quizá no fue su mejor noche cantando por derecho. Y es evidente que dosificó sus fuerzas para poder mantener el tono de su voz en una gira frenética que al día siguiente lo llevaba a Alicante. Pero lo que es cierto es que solo los grandes tienen la capacidad de hacer suyo cualquier cante. Y el tamiz del catalán es uno de los más personales de la escena flamenca actual.
Con un acompañamiento de lujo, entre los que habría que destacar el piano del maestro Amargós y la guitarra de Chicuelo, y una puesta en escena en la que se repitieron los bailes y los paseos por los pasillos del patio de butacas, Poveda se metió al público en el bolsillo y no rehuyó darse un baño de masas con algunos de los temas más conocidos de su disco ‘Coplas del Querer’.
Para el recuerdo de este gran concierto quedarán sus personales versiones de títulos como ‘Que te vaya bonito’ de Chavela Vargas o ‘La Leyenda del Tiempo’ de Camarón, tema con el que cerró una noche en la que Córdoba acabó rendida a los pies del cantaor del momento.
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