El pasado viernes 7 de julio tuvo lugar en la Peña Flamenca ‘La Albuhera’ de Espejo la gala final del XV Certamen de Jóvenes Flamencos de Córdoba, un certamen que esta edición ha destacado tanto por sus fallos organizativos como por la polémica suscitada tras la renuncia del cantaor David Pino a su cargo de coordinador del concurso.
Desde un primer momento, la improvisación y la falta de coordinación han sido las notas dominantes. Empezando por el incumplimiento de las fechas de celebración de las rondas preliminares, anunciadas en la rueda de prensa de presentación del concurso y previstas inicialmente para los días 20, 21 y 22 de junio.
Improvisación y falta de coordinación
Según pudo constatar este medio tras una consulta a la Delegación de Cultura de la Diputación de Córdoba, el día 20 de junio la organización aún no disponía de fechas definitivas para la celebración de la fase preliminar, que finalmente se desarrolló a marchas forzadas durante los días 26, 27 y 28 de junio en el Patio Blanco de la Diputación.
Alrededor de una veintena de jóvenes participaron en las tres rondas de clasificación, que fueron coordinadas por el cantaor David Pino hasta que éste anunció su renuncia al cargo que ocupaba desde hacía 6 años por discrepancias con la organización el pasado día 30 de junio, una semana antes de la gala final.
En palabras de Pino, abandonaba su cargo por discrepancias «de lo que, a mi juicio, debería ser el mejor modelo de gestión, así como por el incumplimiento de determinados acuerdos que previamente tenía establecidos con la organización, vinculados principalmente a la composición del jurado o a la búsqueda de los más óptimos espacios para el desarrollo y celebración de este concurso. (…) Tengo el convencimiento de que, por encima de otros intereses, deben primar aquellos que afecten directamente a los concursantes, a mi entender, verdaderos protagonistas de este hermoso proyecto, así como a la mejor imagen que podamos ofrecer del Flamenco «, anunciaba en su muro de Facebook.
Imposición de vetos
El comunicado lo hacía tras darse a conocer los finalistas y el escenario de la final, en las instalaciones de la Peña Flamenca La Albuhera. Una dimisión que ha estado motivada en gran medida por dos vetos impuestos por la organización. El primero al guitarrista Salvador Gutiérrez Aguilar y al cantaor José Valencia, a los que se exigió la salida como miembros de un jurado que integraban junto al crítico Manuel Martín Martín, el musicólogo Faustino Núñez y la bailaora Mara Martínez. Y el segundo por el veto aplicado a la bailaora oficial del certamen Lola Pérez, que fue sustituida en la fase final por la joven Alba Luna.
De esta guisa tuvo lugar la final del Certamen de Jóvenes Flamencos de Córdoba, cuya fecha de celebración no fue anunciada a través de ninguna nota de prensa por parte de la Diputación de Córdoba ni desde el canal oficial del concurso en Facebook, el cual lleva sin actividad desde el pasado 24 de mayo.
Falta de difusión
No es de extrañar la escasa repercusión y difusión en medios de comunicación que ha tenido la gala final este año -apoyada solo por una nota de prensa publicada tres días después del fallo del jurado-, que ha tenido como ganador en la modalidad de Cante a Moisés Vargas, Premio Antonio Fernández ‘Fosforito’ para jóvenes entre 21 y 30 años, y a la cantaora Cristina Pedrosa, Premio Cayetano Muriel ‘Niño de Cabra’ para participantes de 14 a 20 años.
En la modalidad de Guitarra, se ha reconocido con el Premio Merengue de Córdoba de guitarra de acompañamiento a Rafael Ruz Gómez, mientras que el Premio Vicente Amigo de Guitarra de Concierto ha sido para José María Lorite.
Finalmente, en la categoría de baile, la ganadora ha sido María Araceli Muñoz Mata, sobre quien ha recaído el Premio Mario Maya.
Si verdaderamente la Diputación de Córdoba persigue con este certamen la promoción del arte flamenco y de los jóvenes valores de la cantera cordobesa, la organización debería plantearse la revisión de un modelo en el que precisamente el apartado de difusión y promoción hace aguas. No solo en lo que a la celebración del certamen se refiere, sino también en lo que concierne a todas las galas que los ganadores realizan en diferentes puntos de la provincia, las cuales son parte de su premio como vencedores y pasan desapercibidas la mayoría de las veces para las agendas culturales y público en general mermando así las oportunidades de los artistas noveles de darse a conocer.