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Miguel Poveda inundó de poesía el Teatro Axerquía de Córdoba, donde el cantaor catalán regresó el pasado sábado para presentar su último trabajo ‘Sonetos y Poemas para la Libertad’. Más de 1.500 personas no quisieron perderse el concierto de este camaleónico cantaor, un artista al que parece no resistírsele ningún género en su contínuo afán por experimentar nuevas senciones musicales más allá del cante por derecho.
Poveda traía bajo el brazo un experimento musical en el que presta su voz a poemas de Neruda, Quevedo, Miguel Hernández o García Lorca, por citar algunos autores. Textos que le han marcado en algún momento de su vida y que el catalán somete al tamiz flamenco de su garganta como ya han hecho otros artistas con desigual acierto.
Con Joan Albert Amargós como maestro de ceremonia y junto a la inseparable sonanta de Chicuelo, Miguel Poveda interpretó Para la libertad, Hielo Abrasador, Guerra a la guerra por la guerra o Romance de la Dulce Queja contando con la colaboración de la cantante cordobesa Lya en uno de los temas.
La capacidad interpretativa de Poveda está fuera de toda duda. Y lo mismo podemos decir de su entrega sobre el escenario, donde se prodigó durante más de dos horas haciendo las delicias de un público que lo adora. Es valiente en sus apuestas musicales. Tiene inquietudes artística sanas. No cree en corsés artísticos y no ceja en su empeño ponerse a prueba a sí mismo disco tras disco. Poveda es un cantaor que defiende la libertad creadora por encima de cánones, aunque eso le depare no pocas críticas de los aficionados flamencos más puristas.
En la segunda parte del concierto, el catalán se dedicó de lleno al cante jondo. Hizó malagueñas que remató por fandangos de Lucena. Recordó por soleá de Córdoba a artistas cordobeses como El Pele y Vicente Amigo. Viajó hasta Cádiz por alegrías y terminó su repertorio con unos tientos que remató por tangos de Triana.
Correcto en su interpretación y con una afinación y sentido del compás que ya quisieran para sí muchos artistas flamencos de primer nivel, se le notó contenido en sus formas cantaoras. Algo por otra parte lógico si se tiene en cuenta que Poveda es uno de los artistas que más galas realiza a lo largo del año.
El cierre a su espectáculo lo puso con un popurrí de su disco Coplas del Querer. Y así fue como Poveda se despidió nuevamente de un público que enloqueció con su particular manera de entender todos esas letras que ya forman parte del imaginario popular.
