Han pasado trece años desde que Paco Serrano (Córdoba, 1970) grabara su último disco. Inmerso en los últimos tiempos en su labor de divulgación del flamenco en las aulas del Conservatorio de Córdoba, tarea en la que ha sido pionero, el guitarrista vuelve a la escena artística con su álbum ‘Catarsis’, un trabajo sin condimentos y de producción cien por cien cordobesa en el que muestra su guitarra “a pecho descubierto”.
– ¿Qué nos ofrece en su nuevo trabajo discográfico?
– No he podido abandonar el concepto que me ha guiado durante toda mi carrera, que es una guitarra desnuda y sin aderezos con todo lo que ello conlleva. Tenemos una rumba en la que me acompaña la Escolanía del Conservatorio Profesional de Música de Córdoba. También cuento con la colaboración de la cantaora Cristina Pareja en unas alegrías, del bailaor Dani Navarro en unas bulerías y la percusión de Miguel Santiago. En definitiva, el disco es un recorrido por los principales palos del flamenco con mi guitarra a pecho descubierto.
– ¿La guitarra sin artificios es su forma de reivindicar el toque más puro?
– El concepto sí es clásico, pero ‘Catarsis’ es un disco con toque y composiciones modernas. Nos encontramos temas como unos fandangos en tonalidad de Mi bemol o unas alegrías en Sol. Es decir, palos tradicionales en tonalidades que no lo son. Y el desarrollo rítmico y melódico considero que también es moderno.
– ¿Qué dificultades encuentra un flamenco para producir un disco en la actualidad?
– El mercado discográfico está mal y ha cambiado, por eso nos tenemos que reinventar. Este trabajo es autoproducido y, aunque estará próximamente en las plataformas de venta, el punto de venta actual es mi página web www.pacoserranoflamenco.com. Además, la producción es cordobesa cien por cien, porque está grabado en los estudios Filigrana de Queco y todas las colaboraciones son de gente de Córdoba.
– Han pasado casi trece años desde su último álbum, ¿se debe esto a la dificultad para compatibilizar la docencia y la carrera artística de un guitarrista?
– La verdad es que llevo inmerso muchos años en el proyecto de implantación del flamenco en el Conservatorio de Córdoba. Cuando empecé estaba solo en esa empresa y he luchado mucho por mantener una guitarra totalmente flamenca en el ámbito académico. Y ahora que este trabajo ya se ha consolidado, creo que era el momento de pensar en mi música.
«He sido un privilegiado porque la guitarra me ha dado mucho»
– ¿La implantación del grado de flamenco en el Conservatorio de Córdoba nos ha situado como centro neurálgico de la guitarra flamenca en España?
– Sí, pero no solo por eso. Córdoba viene distinguiéndose como referente de la guitarra flamenca desde hace décadas. El Festival de la Guitarra y la generación de guitarristas de Vicente Amigo, José Antonio Rodríguez o Manuel Silveria, a la que yo pertenezco, y por supuesto también la consolidación de la enseñanza superior en el Conservatorio, son factores que hacen que Córdoba sea la capital de la guitarra flamenca.
– ¿Qué nivel hay en la cantera de guitarristas que tenemos en Córdoba?
– Tenemos unos alumnos extraordinarios que dentro de unos años serán los números uno de su generación y eso es algo de lo que siempre presumo. A nivel personal, esto para mí es un privilegio porque uno siente la satisfacción por el deber cumplido.
– Los guitarristas de su generación mamaron el flamenco en las peñas, ¿por qué ahora apenas salen guitarristas de los ambientes flamencos?
– Las peñas siempre han sido un caldo de cultivo para los guitarristas, que se iban haciendo acompañando a cantaores y aficionados en reuniones. Pero hoy en día están en decadencia, eso es un hecho incuestionable, y el flamenco no puede morir. En el Conservatorio hemos propiciado una serie de audiciones flamencas en la Peña Flamenca de Córdoba con gran éxito, pero es cierto que hay que buscar alguna fórmula para que los alumnos complementen su formación con las vivencias en los ambientes flamencos.
– ¿Qué destacaría de su contribución a esa generación de oro de guitarristas de Córdoba a la que pertenece?
– Más que aportar, creo que he sido un privilegiado porque la guitarra me ha dado mucho. Tuve que marcharme a Rotterdam para estudiar estudios superiores de guitarra flamenca, pero siempre he pensado que este mundo me ha dado mucho más de lo que yo he invertido y le he dado a ella.